La dualidad comporta fluctuaciones, y el movimiento implica cambiar. Nada se mantiene estático a nivel externo sometido a ritmos oscilantes, y la tarea consiste en aplicar unos preceptos eternos en lo transitorio.
Los patrones arquetípicos de conducta son inalterables para tener unos referentes permanentes, y hemos de aplicarlos en un contexto de variables constantes. Si todo fuera estático siempre, no habría evolución, en el cambio es donde radica el progreso de abarcar nuevas posibilidades.
A nivel físico y espiritual la norma es ir pasando por diferentes etapas, donde cada una es preparatoria de las que vendran a continuación. Una vez llegamos a un máximo en el ámbito que sea, hemos de pasar a nuevas fases que permitan avanzar en otras formas y expresiones.
Aprovechar el tiempo es extraer un provecho, y esto pide una actividad mental y física. De la idea a la acción vamos forjando el dia a dia, donde el resultado irá indicando si rendibilizamos o no los esfuerzos. Incrementar el potencial ha de ser el objetivo, y si no se produce entonces significa que no hay cambios, por lo tanto estancamiento.
¿ Donde estriba el aliciente vital ? En hacer mejor las cosas que realizamos, y hacerlo diferente es cambiar maneras rudimentarias o poco elaboradas por otras más sofisticadas, consistentes y más gratificantes.
¿Qué sentido tiene hacerlo todo igual sin modificar nunca nada ? ¿ Qué goce se puede experimentar viendo todo de la misma manera sin dar opciones a alternativas diferentes que ensanchen la conciencia y permitan acceder a nuevas variantes ?
Hemos de encontrar el equilibrio entre lo valioso a conservar y lo apropiado a transformar. Hay elementos que desaparecen y otros se quedan, y nosotros hemos de saber distinguir entre lo útil a preservar y lo prescindible para que podamos dar entrada a nuevas tendencias con sus aportacioens.
Siempre hay una base a preservar, unos cimientos donde apoyarnos, y a continuación hemos de edificar la propia vida y el entorno. Pensamiento y acción han de encajar, sintonizarse para extraer el rendimiento óptimo de los diferentes propósitos, y mientras procuramos el encaje idóneo, el trayecto en si va configurando cambios que hemos de aprovechar para ir a niveles más elevados. El objetivo del cambio es justamente este.
Este blog no pretende emular a los grandes pensadores clásicos, sino sólo unas breves exposiciones que puedan llegar a todo tipo de personas.
sábado, 27 de diciembre de 2014
sábado, 13 de diciembre de 2014
LAS DIFICULTADES DE CAMBIAR ( I )
Múltiples son las causas del porqué nos cuesta tanto cambiar. Ya sea una falta de auto conocimiento profundo, sin observar a fondo qué decimos o qué hacemos con las consecuencias que se derivan. Estar convencido de ser correctos en las diversas expresiones y manifestaciones, y por tanto no hace falta modificar nada. No querer perder privilegios o ventajas, aunque esto a menudo va en detrimento de otros, agarrándose a cargos o a posiciones por unos determinados beneficios.
También está la vertiente indulgente donde nos dejamos ir en vicios o actividades perjudiciales, excusándose asiduamente con el famoso " no se puede ser perfecto " como si esto ya lo exculpara y diese el visto bueno para seguir satisfaciendo unos placeres maléficos por lo que reportan finalmente.
Evitar esfuerzos, prefiriendo la mediocridad perpetua antes que la calidad y la satisfacción de lo conseguido con tenacidad. Conformarse en subsistir en vez de intentar vivir, sin aspiraciones para superarse, haciendo del dia a dia un aburrimiento que solo conduce al mantenimiento físico sin objetivos ni sentido.
Los humanos, a excepción de una minoría, acostumbran a hacer lo indispensable, y una vez conseguido, el tiempo y recursos de que disponen lo malgastan en futilidades. La ausencia de anhelos para ir más allá de una rutina constante los limita a una parcela reducida.
Los defectos, las impurezas, las formas incorrectas, se repiten hasta el infinito, pero esto parece que importa poco teniendo en cuenta la pasividad y la minimización que se hace a pesar del estancamiento evidente. No considerar como negativos actos perjudiciales, es el mayor impedimento para transformarnos, manteniendo patrones inadecuados desde la infancia hasta la vejez. La perpetuación de hacerlo todo siempre igual es lo que eterniza los confictos individuales, proyectándolo en el colectivo en problemáticas que permanecen perennes durante décadas o siglos.
Estamos aquí para aprender y enmendar todo lo que se deba pulir. Si no nos corregimos es como ir suspendiendo el exámen contínuamente. A mucha gente parece que esto no le importa, de aquí el bajo rendimiento y las dificultades de establecer interacciones cualitativas.
La insatisfacción imperante es el reflejo de no saber cambiar en nosotros esquemas y procedimientos obstructivos por aquellos que proporcionen posibilidades realizadoras que generen armonía interna y externa.
También está la vertiente indulgente donde nos dejamos ir en vicios o actividades perjudiciales, excusándose asiduamente con el famoso " no se puede ser perfecto " como si esto ya lo exculpara y diese el visto bueno para seguir satisfaciendo unos placeres maléficos por lo que reportan finalmente.
Evitar esfuerzos, prefiriendo la mediocridad perpetua antes que la calidad y la satisfacción de lo conseguido con tenacidad. Conformarse en subsistir en vez de intentar vivir, sin aspiraciones para superarse, haciendo del dia a dia un aburrimiento que solo conduce al mantenimiento físico sin objetivos ni sentido.
Los humanos, a excepción de una minoría, acostumbran a hacer lo indispensable, y una vez conseguido, el tiempo y recursos de que disponen lo malgastan en futilidades. La ausencia de anhelos para ir más allá de una rutina constante los limita a una parcela reducida.
Los defectos, las impurezas, las formas incorrectas, se repiten hasta el infinito, pero esto parece que importa poco teniendo en cuenta la pasividad y la minimización que se hace a pesar del estancamiento evidente. No considerar como negativos actos perjudiciales, es el mayor impedimento para transformarnos, manteniendo patrones inadecuados desde la infancia hasta la vejez. La perpetuación de hacerlo todo siempre igual es lo que eterniza los confictos individuales, proyectándolo en el colectivo en problemáticas que permanecen perennes durante décadas o siglos.
Estamos aquí para aprender y enmendar todo lo que se deba pulir. Si no nos corregimos es como ir suspendiendo el exámen contínuamente. A mucha gente parece que esto no le importa, de aquí el bajo rendimiento y las dificultades de establecer interacciones cualitativas.
La insatisfacción imperante es el reflejo de no saber cambiar en nosotros esquemas y procedimientos obstructivos por aquellos que proporcionen posibilidades realizadoras que generen armonía interna y externa.
Suscribirse a:
Entradas (Atom)