sábado, 26 de agosto de 2017

¿ QUÉ PODEMOS DECIDIR ?

Querríamos decidir unas vidas a medida, cada uno con sus parámetros y medidas, pero la realidad nos muestra que el porcentaje de decisión es tan pequeño que es imposible saber qué estamos decidiento propiamente y que está fuera de nuestro alcance.
¿ Podemos decidir la altura que tendremos ? ¿ el color de los ojos ? ¿ el color de la piel ? ¿ la cantidad de sabiduria que podemos conseguir ? ¿ la cantidad de dinero que tendremos? ¿ con cuantas personas nos relacionaremos ? ¿ la cantidad de hijos caso de tenerlos ? ¿ la salud de que dispondremos ? ¿ el dia que marcharemos de este mundo ?
Todas estas evidencias nos deberian hacer replantear a fondo todo lo que hacemos diariamente. Observar donde nos lleva un conjunto de deseos banales, de distracciones improductivas y la incapacidad de instaurar unas pautas que nos hagan mejores personas respecto a nuestras cuestiones y en relación a otros.
No sabemos verdadereamente qué proporción decidimos nosotros en los planteamientos con las acciones posteriores y los desencadenantes. Por el camino vamos conociendo las personas precisas que nos facilitaran o dificultaran ciertas cuestiones, pero son las que han de ser para nuestro proceso evolutivo. Todos hacemos de intermediarios y partimos de un guion previo con unos antecedentes y unos objetivos a conseguir. El libre albedrío depende de la conciencia para decantarse en un sentido u otro antes de actuar, donde la trama de cada experiencia viene determinada por unos precedentes donde los interpretes en escena los ha ordenado la supervisión individual del mundo superior.
En realidad importa poco si podemos  decidir más o menos, lo que hemos de perseguir es descubrir qué hemos venido a hacer, para qué, con qué finalidad, y movilizar los resortes oportunos para ejecutarlo sabiendo que solo somos unos mediadores en el entramado cósmico.

sábado, 12 de agosto de 2017

DESEO - VALOR - RESULTADO

Querer lo que no tenemos o si tenemos pero con más cantidad. Deseo para mantener o incrementar. La cuestión es : ¿ para qué mantener ? ¿ para qué incrementar ? ¿ con qué finalidad ?
El deseo es el impulso dinamizador, pero hemos de saber si vale la pena esforzarse para según qué. Los deseos pueden ser mentales, afectivos, físicos, introducir más conocimientos, determinados vínculos, preservar la manutención. El fondo ha de implicar o conservar o mejorar, de lo contrario el deseo tendría poco sentido, sería más bien un capricho.
Vivir es forjar nuevas oportunidades, y el deseo es sinónimo de vida, se trata de imprimir calidad con la proporción óptima de cantidad.
Hemos de preguntarnos : ¿ para qué queremos lo que queremos ? ¿ para acceder a un contexto más próspero ? ¿ por qué sabemos que podemos hacer más y las ventajas que puede comportar ? ¿ por un supuesto goce o bienestar fundado en creencias, suposiciones, dependientes de factores externos ?
Sin otorgar valor no hay deseo, se trata de observar donde radica la base del valor dado a una cosa o sujeto.
El deseo se pone en marcha a la búsqueda de, y persigue un resultado que conduzca a la satisfacción. Se trata por tanto de cubrir carencias o tener más de lo que tenemos. Es el mecanismo que ha de dotar de sentido y propósito nuestras acciones.
Ante la diversidad de deseos hemos de ver en perspectiva si el objetivo que se pretende es conveniente o no, si encaja con nosotros, si es necesario, si vale la pena todo lo que se ha de movilizar y el posible beneficio.
¿ Qué tipo de deseo es el nuestro ? ¿ Es saludable ? ¿ Es egoista o para compartir ? ¿ Es primordial o prescindible ? ¿ Puede afectar negativamente a nosotros o alguien ?
Los valores dependen de múltiples factores pero son la clave del deseo, y el resultado que es la finalidad de todo deseo, depende de las habilidades, el equilibrio de medidas a cada momento, y las interacciones que intervengan en el proceso, de corto o largo abasto.