La cruz es una de las figuras geométricas más simples : una horizontal y una vertical que se cortan en angulo recto. La dirección horizontal es la de la ostentación, la dispersión, como el agua que se esparce sobre una superficie. La dirección vertical es la de la unificación, como el fuego que se lanza hacia el cielo.
La linea horizontal es la de la materia, la vertical el espíritu. Estas dos direcciones son complementarias. El simbolo de la cruz nos invita a seguir realizando el trabajo en la materia, cogiendo la dirección vertical para volver al espíritu.
Hemos de entender la necesidad de encajar los dos principios que nos acompañan continuamente para desarrollarnos y llevar a cabo cualquier objetivo. El principio emisor que se quiere manifestar desde una concepción de ideas enlazadas a través del principio receptor que hace de canal para absorber los mensajes que capta y ha de saber descifrar para dinamizar los resortes pertinentes que den concreción práctica en el entorno circundante.
No podemos dejar de lado uno de los principios, por que entonces no hay movimiento. La tarea consiste en armonizar contínuamente la función de cada una, activo y pasivo, masculino y femenino para generar la base que sirva de apuntalamiento donde ejecutar los sucesivos planes que permitan pasar de una abstracción a una concreción.
La línea vertical es jerarquica, indica la necesidad de respeto no solo en las relaciones, sino en los recursos que nos ofrece el universo para que desde los más elevados los vayamos bajando a la materia para dar forma a nuestras pretensiones.
La linea horizontal son los contactos establecidos, la dependencia que tenemos de la naturaleza y de otras personas para cubrir demandas, y en esta necesidad radican los esfuerzos que efectuamos. La evolución, la mejora, dependerá de los encajes apropiados con el entorno y los vínculos establecidos.
Vertical y horizontal, tiempo y espacio, conjuntados con el objetivo de un movimiento que de sentido a la existencia con una finalidad. Cada uno de nosotros ha de averiguar su función específica en el lugar que ocupa con las características de que dispone. Enlazar las dos lineas para que nuestra presencia en este plan cumpla el objetivo por el cual estamos precisamente aquí.