Formalidad es lo que todos deseamos, pero asiduamente no está presente si la conducta no se ajusta a unos cánones de buenas maneras entre unos y otros.
Formalidad implica el comportamiento, que a través de palabras y acciones ha de encontrar el encaje idóneo de las pretensiones personales y de los interlocutores.
Cada relación es diferente. Con algunas habrá más afinidad, con otras menos, y tambien las que serán imposibles por las divergencias de fondo. En cualquier caso la intención de mostrarse correcto ha de prevalecer siempre, por que hemos de velar por el orden y la armonía; en caso contrario es el caos y la discordia lo que imperará, y esto siempre comporta pérdidas.
Salir de nosotros acercándonos al prójimo para efectuar intercambios requiere consideración y respeto. El trato que queremos recibir es lo que hemos de dar. Solo podemos ofrecer lo que hemos aprendido, lo interiorizado, las aptitudes, y esto significa no ejercer dominio o abusar por lo que tenemos, por que los bienes particulares son únicamente el medio de expresión individual para aportar a la sociedad mediante ofertas y demandas que faciliten cubrir déficits.
Para mostrarnos formales hemos de adquirir una madurez global. Saber organizarnos en las tareas a realizar en la adquisición de compromisos, con un trabajo óptimo en los términos acordados, preparados y responsables.
Considerar y respetar otros supone cumplir pactos, promesas, ser puntual en los encuentros. Ir repitiendo ya te escribiré, ya te llamaré, quedaremos, y después de semanas o meses todo haya quedado en palabras vacías de contenido, es un decir por decir para quedar bien que en realidad es indiferencia y informalidad.
Posponer encuentros en firme reiteradamente con excusas de mal pagador o por que nos consideran secundarios o prescindibles, a parte del desinterés es una muestra egoista del posponedor que no se responsabiliza ni afronta con sinceridad lo que no quiere hacer y evita con evasivas.
Si tantas cosas van mal, si tantas relaciones son un desastre, es por el predominio de la oscuridad sobre la luz, de la ignorancia sobre el conocimiento, de la inconciencia sobre la conciencia. Solo intercambiando este orden podremos substituir la informalidad por formalidad con el beneficio integral que ha de representar para todos.