La durexa considerada por algunos, puede ser suavidad por otros. La opinión, el valor otorgado a factores relativos, depende de un amplio conjunto de elementos de criterios subjetivos.
Dureza / suavidad de formas, en la actitud. El tono, las palabras, su incidencia, no son iguales en personas diferentes, y lo que supone un impacto en alguien puede ser indiferente en otro.
Hemos de estar preparados para encarar las situaciones, tener la adaptabilidad indispensable para responder con contundencia si la ocasion lo requiere, o en todo caso con condescendencia. Lo importante es el resultado final, que vele por instaurar lo justo y apropiado a cada momento.
La dureza o suavidad en relaciones estará en funcion del interlocutor. Si prevalecen las buenas maneras, la suavidad ha de imperar, si es al revés o se evita el contacto o la dureza puede aflorar.
La exigencia hacia nosotros mismos es necesaria para extraer más rendimiento a efectos de lograr mejores condiciones. Vendría a ser una dureza inicial para una suavidad final.
El esfuerzo, la preparación, el dominio de lo que hacemos, son fundamentales, la obtención de resultados es gracias a un proceso. La indolencia, la pereza, hacen ir hacia abajo, es una suavidad perjudicial.
Dureza como sinónimo de fuerza, resistencia, capacidad. Suavidad como sinónimo de flexible, adaptable, amable, cordial, de facil encaje. El equilibrio es saber expresar lo mejor de ambas en las diferentes variantes que nos vamos encontrando.
La dureza no ha de parecer mala, es necesaria para sostener, resistir en según que ámbitos, enderezando el mal hecho en otros en el afan de instaurar lo correcto.
La suavidad no tiene porqué ser buena siempre, dependerá de su repercusión. No querer afrontar o aleccionar, puede ser mucho peor que mostrar una dosis de rigor en momentos puntuales.
Es cuestión de tener las ideas claras, ser ecuánime en el análisis, adoptando la postura adecuada para extraer el resultado óptimo en las múltiples y variadas facetas que hemos de asumir.
Este blog no pretende emular a los grandes pensadores clásicos, sino sólo unas breves exposiciones que puedan llegar a todo tipo de personas.
jueves, 29 de agosto de 2013
miércoles, 14 de agosto de 2013
CENTRAR LA ATENCIÓN
Estar atento es estar en el ahora, en el momento, que en definitiva es lo más importante, pues el resto o bien ya forma parte del recuerdo o es una imaginación que no sabemos si se concretará.
Con sentido práctico hemos de reforzar la atención a los movimientos, a los detalles, pues las acciones presentes forjan la base del futuro, y con un propósito definido se ha de encajar en el circundante preservando lo deseado proyectando nuevas expectativas a venir.
Nos deberíamos preguntar ¿ porqué desviamos la atención hacia temas no provechosos, vacíos de contenido, perdiendo ocasiones para ensanchar la perspectiva y el potencial ?
A menudo apartarse de lo conveniente o de lo que es importante, es resultado de sentirse frustrado, de alguna carencia, y en ocasiones un grado de inconciencia que no mide debidamente los valores a preservar.
Todos, poco o mucho, nos desviamos cada tanto del verdadero objetivo, de lo que nos puede reportar un progreso individual. Las desviaciones asiduas que optan por distracciones u ocupaciones secundarias, alejan ocupaciones más satisfactorias. Por eso la insatisfacción es lo que predomina, inevitablemente es así al dejar de lado el cultivo de bienes eternos sumiéndonos en los transitorios.
El éxito en cualquier área siempre es la suma de una preparación continuada hasta adquirir el dominio, a través de práctica, tiempo y voluntad, donde la atención ha de estar presente de principio a fin, ya que de ello depende el resultado.
Si nos distraemos en otras cosas que no vienen al caso perdemos la concentración y ya no dominamos la situación, entonces es la situación la que nos dominará a nosotros al habernos dispersado.
La atención no es aplicable en exclusiva a elementos externos, en primera instancia ha de centrarse sobre nosotros, observar como nos encontramos, como nos sentimos, pues todo es una cuestión de medidas y encajes constantes que surgen del interior operando en el exterior. A más conexión en lo que emerge de dentro, más posibilidades de obrar acertadamente en las acciones a ejecutar, que en definitiva es lo pretendido.
Con sentido práctico hemos de reforzar la atención a los movimientos, a los detalles, pues las acciones presentes forjan la base del futuro, y con un propósito definido se ha de encajar en el circundante preservando lo deseado proyectando nuevas expectativas a venir.
Nos deberíamos preguntar ¿ porqué desviamos la atención hacia temas no provechosos, vacíos de contenido, perdiendo ocasiones para ensanchar la perspectiva y el potencial ?
A menudo apartarse de lo conveniente o de lo que es importante, es resultado de sentirse frustrado, de alguna carencia, y en ocasiones un grado de inconciencia que no mide debidamente los valores a preservar.
Todos, poco o mucho, nos desviamos cada tanto del verdadero objetivo, de lo que nos puede reportar un progreso individual. Las desviaciones asiduas que optan por distracciones u ocupaciones secundarias, alejan ocupaciones más satisfactorias. Por eso la insatisfacción es lo que predomina, inevitablemente es así al dejar de lado el cultivo de bienes eternos sumiéndonos en los transitorios.
El éxito en cualquier área siempre es la suma de una preparación continuada hasta adquirir el dominio, a través de práctica, tiempo y voluntad, donde la atención ha de estar presente de principio a fin, ya que de ello depende el resultado.
Si nos distraemos en otras cosas que no vienen al caso perdemos la concentración y ya no dominamos la situación, entonces es la situación la que nos dominará a nosotros al habernos dispersado.
La atención no es aplicable en exclusiva a elementos externos, en primera instancia ha de centrarse sobre nosotros, observar como nos encontramos, como nos sentimos, pues todo es una cuestión de medidas y encajes constantes que surgen del interior operando en el exterior. A más conexión en lo que emerge de dentro, más posibilidades de obrar acertadamente en las acciones a ejecutar, que en definitiva es lo pretendido.
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