sábado, 27 de febrero de 2016

ATRAPADOS POR LOS ERRORES

Error significa ejecutar una acción de manera incorrecta. No haber realizado los movimientos oportunos, no haber fijado la tecla correspondiente; con lo que en vez de acceder a lo deseado se produce un bloqueo.
¿ Qué pasa en la cotidianeidad cuando estallan conflictos de todo tipo ? Que las palabras o acciones no han sido las idóneas, y en vez de resolver o conseguir lo pretendido, se produce un paro donde deberá insistirse nuevamente para deshacer la polémica.
Cuando todo se hace bien no se ha de enmendar nada, pero la más mínima pifia obliga a retroceder y corregir. En ocasiones se requerirá poco tiempo, y en otros bastante. La cuestión es :  ¿ por qué se cometen errores ? Por falta de conocimiento, por falta de atención, por negligencia, por una ambición desmesurada; en definitiva por un desajuste entre sujeto y objeto.
Todas las problemáticas personales y colectivas es por no pensar, sentir o actuar de acuerdo a lo que requiere cada situación para establecer una armonia. ¿ Y como sabremos cual es la manera apropiada ? Antes de movilizar los deseos en hechos, observar en perspectiva las posibles consecuencias, ver pros y contras, la incidencia en nosotros y en el entorno, y con las experiencias previas y resultados, decidir la estrategia para implantar lo benéfico o al menos no perjudicial.
¿ Cuantas personas piensan en el daño que pueden causar las palabras o las acciones ? ¿ Cuantas personas antes de hacer o decir tienen en cuenta el trato digno hacia quien pueda incidir ? ¿ Cuantas personas muestran respeto por la naturaleza, los animales, por los humanos, por los objetos ?
Hay conflictos constantes por que los creadores de los mismos no saben comportarse, no saben tratar con respeto, con educación, con consideración, y cuando en vez de civismo prevalece la barbarie, sólo puede surgir tensión, problemas y trabas.
Ir repitiendo las mismas  posturas por un intelecto que no discierne con claridad, por unos sentimientos contraproducentes y por unas acciones necias, es permanecer atrapado en el error por una ineptitud global. Y esto se refleja a diario, en lo personal, en las relaciones, en la incapacidad de ampliar la conciencia para substituir patrones caducos perjudiciales por aquellos que liberen de sufrimientos.
Romper el círculo vicioso exige subir el nivel evolutivo para pasar de los constantes atascos a la fluidez.

viernes, 12 de febrero de 2016

HABLAR POR HABLAR

¿ Cuantas conversaciones son realmente inspiradoras ? ¿ De todo lo que se habla qué porcentaje es útil ? ¿ Qué impulsa a la gente a hablar compulsivamente ? ¿ De lo que se comenta salimos aprendiendo, motivados a superarnos, o más bien indiferentes y aburridos ? La realidad de lo que nos rodea es un parloteo constante inútil, que no aporta conocimientos por regla general ni sirve para ninguna aplicación práctica posterior.
Transmitimos de acuerdo a la propia capacidad, a los intereses personales, a unas ideas prefijadas, y sobretodo a una instrucción limitada para salir del paso enfocados en subsistir pero no en trascender.
La falta de nutrición contínua estanca en los criterios forjados sin ampliar la perspectiva, repitiendo los mismos comportamientos sin preguntarse como podemos mejorar, qué necesitamos cambiar y de qué manera para acceder a niveles más elevados de conciencia.
Muy poca gente sabe que tenemos un número determinado de palabras a pronunciar en la vida de cada uno, y una vez agotadas es el final. Pasan los dias, meses y años, inconscientes de esta existencia de ir restando palabras en el contador, malgastando tiempo y oportunidades en banalidades.
Dicen los preceptos : si tus palabras no son mejor que el silencio, es preferible no decir nada.
¿ Cuantas personas hacen caso de este postulado ? Parece como si fuera solo dedicado a los monjes, a los yoguis o personas con inquietudes espirituales.
La realidad es que hay demasiado ruido, demasiados discursos insubstanciales, repetitivos, en una sensación de comunicación incomunicada que ni nos acerca ni nos satisface ni nos es edificante.
A través de las palabras estamos reflejando nuestro potencial, y el funcionamiento de la sociedad lo pone de manifiesto. Hay una inmensa pobreza comunicativa, una gran limitación en multitud de conversaciones en lo que se dice y cómo se dice. Preocupados básicamente por cuestiones mundanas, no se sale de temas prosaicos tratados con un alto grado de ignorancia, donde todos creen que saben mucho y pueden opinar de todo a pesar de no tener ni idea.
Por más medios a nuestro alcance esto no comporta una calidad en las interacciones, porqué la calidad depende de la formación, del tipo de ideal, de objetivos, y sobretodo de la integridad que dote a los pensamientos y sentimientos de pulcrtitud en el fondo y en la forma.