Cuanto más absortos por el ego, las posibilidades de mostrar actitudes incorrectas aumentan. Cerrarse en banda a escuchar criterios diferentes a los propios, a observaciones que otros nos pueden hacer, a reflexiones que podríamos aprovechar para ampliar oportunidades, es limitarse inutilmente; pues solo tenemos acceso a unos mínimos, mientras lo ignorado es inmenso.
Una mente cerrada es impura porque no deja fluir, y las impurezas crean desprotección, lo que supone experiencias de caos en nuestra vida. La inconciencia y la demora de las consecuencias de lo que se dice o hace a través del tiempo, hace creer a mucha gente que pueden decir o hacer lo que quieran, empujados por deseos egoicos que desconectan de la armonía interna y externa, y en vez de generar condiciones satisfactorias es más bien lo contrario, empobreciendose espiritualmente dando paso a adversidades.
Si queremos disponer de recursos, salud y buenas relaciones, no podemos hacer lo que queramos anárquicamente. Hemos de acoplarnos constantemente entre lo dado y recibido, las existencias y las mermas, y si lo hacemos correctamente entonces accederemos a lo preciso de manera óptima.
Cuando hay problemas de dinero, de salud y las relaciones son conflictivas, la situación nos está advirtiendo que en algun punto del trayecto hemos actuado incorrectamente, y por tanto si queremos recuperar unas condiciones favorables, hemos de saber donde hemos fallado y enmendarnos. Si este planteamiento es tan facil de entender, ¿ porqué tantas personas no pueden soportar quedar en evidencia de lo que han hecho ? Equivocarse no es para avergonzarse, esto es normal porque no se puede ser siempre impecable, y solo disponemos de un pequeño dominio ejecutor. La equivocación es no querer ser advertido por un ego molesto, haciendo imposible el aprendizaje, una amplitud de miras y un enfoque diferente para una futura transformación.
No querer oir según qué, ofenderse por cosas insignificantes, es una reacción infantil, y da lo mismo la edad que se tenga. Madurez es ser responsable, asumuir las consecuencias de las acciones, estar dispuesto a escuchar a todos, aprender de todo, y desear mejorar constantemente conscientes de un trayecto inacabable que se hace con las aportaciones personales y ajenas.