viernes, 26 de agosto de 2016

NO QUERER SER ADVERTIDOS

Cuanto más absortos por el ego, las posibilidades de mostrar actitudes incorrectas aumentan. Cerrarse en banda a escuchar criterios diferentes a los propios, a observaciones que otros nos pueden hacer, a reflexiones que podríamos aprovechar para ampliar oportunidades, es limitarse inutilmente; pues solo tenemos acceso a unos mínimos, mientras lo ignorado es inmenso.
Una mente cerrada es impura porque no deja fluir, y las impurezas crean desprotección, lo que supone experiencias de caos en nuestra vida. La inconciencia y la demora de las consecuencias de lo que se dice o hace a través del tiempo, hace creer a mucha gente que pueden decir o hacer lo que quieran, empujados por deseos egoicos que desconectan de la armonía interna y externa, y en vez de generar condiciones satisfactorias es más bien lo contrario, empobreciendose espiritualmente dando paso a adversidades.
Si queremos disponer de recursos, salud y buenas relaciones, no podemos hacer lo que queramos anárquicamente. Hemos de acoplarnos constantemente entre lo dado y recibido, las existencias y las mermas, y si lo hacemos correctamente entonces accederemos a lo preciso de manera óptima.
Cuando hay problemas de dinero, de salud y las relaciones son conflictivas, la situación nos está advirtiendo que en algun punto del trayecto hemos actuado incorrectamente, y por tanto si queremos recuperar unas condiciones favorables, hemos de saber donde hemos fallado y enmendarnos. Si este planteamiento es tan facil de entender, ¿ porqué tantas personas no pueden soportar quedar en evidencia de lo que han hecho ? Equivocarse no es para avergonzarse, esto es normal porque no se puede ser siempre impecable, y solo disponemos de un pequeño dominio ejecutor. La equivocación es no querer ser advertido por un ego molesto, haciendo imposible el aprendizaje, una amplitud de miras y un enfoque diferente para una futura transformación.
No querer oir según qué, ofenderse por cosas insignificantes, es una reacción infantil, y da lo mismo la edad que se tenga. Madurez es ser responsable, asumuir las consecuencias de las acciones, estar dispuesto a escuchar a todos, aprender de todo, y desear mejorar constantemente conscientes de un trayecto inacabable que se hace con las aportaciones personales y ajenas.

viernes, 12 de agosto de 2016

MAESTROS O ESCLAVOS

¿ Somos maestros o esclavos ? ¿ Dominamos la situación o nos domina ? ¿ Cuantas cosas hacemos forzados por las necesidades ? ¿ Cuantas adicciones nos tienen sometidos ? ¿ Cuantas cosas querríamos cambiar y no podemos por no activar en nosotros los mecanismos que lo hagan posible ?
Maestro es el que sabe la teoría y la aplica a la práctica con un resultado óptimo. Esclavo es quien está dominado por el deseo, que le empuja a comer, beber, fumar u otras cuestiones sin tener control. Así como estar a merced de condiciones que querría diferentes y que por diversos motivos no puede escapar. La ignorancia también es un factor determinante en adoptar ciertas posturas, producto de la inconciencia en lo que se desencadenará de una forma u otra.
Ser maestro requiere tiempo, pasar por múltiples experiencias para diferenciar entre lo que es conveniente o no. Es un compendio de conocimiento y acción perfectamente enlazados para obtener un buen resultado.
Todos quisieran ser maestros de si mismos, por las ventajas que comporta, y si hay tan pocos es por la falta de profundidad imperante y la fijación de objetivos básicamente mundanos de corto abasto.
La sociedad educa para ser productivo, pero no para desvelar el potencial integral Y la exteriorización constante nos priva de entrar en contacto con nuestro centro, el cual nos facilitaría entender los motivos del porqué pasan las cosas como pasan y la incidencia como las recibimos.
Poca maestría hay cuando la persona está inmersa habitualmente en problemas diversos, donde prevalecen las adversidades. Cuando las circunstancias nos tienen atrapados, somos esclavos de las mismas.
Ser maestro es tener auto control, responder cuidadosamente en cada contexto, libre de dependencias y factores limitadores. Objetivos que todos deberían anhelar, y que en realidad se inclinan por la vertiente esclavizadora de deseos y experiencias, que lejos de aportar una supuesta satisfacción es una " ilusión " insatisfactoria, el precio a pagar por no dedicar esfuerzos a adquirir maestría,
Ser esclavo es dependencia de elementos externos que arrastran a desear o hacer cosas habitualmente poco saludables o perjudiciales. Para dirigir nuestras vidas hemos de saber qué queremos, con qué finalidad y si es conveniente. Cuando somos los conductores, dominamos la situación, y el proceso entre inicio y final no comporta peligro o un riesgo nocivo, aunque se puiedan presentar percances inesperados.
Ser maestros de nosotros es el anhelo a cultivar, pasar de la ignorancia al conocimiento para instaurar la corrección a todos los niveles, para el propio beneficio, para otros y el entorno.