viernes, 23 de diciembre de 2016

MEDIOCRIDAD - EXCELENCIA

El mediocre muestra mermas, ineptitudes, en vez de ser eficiente es chapucero, en lugar de reportar beneficios reporta pérdidas. Ha de repetir trabajos, hace perder el tiempo a otros, no sabe estar a la altura de lo que hace por no tener la capacidad resolutiva indispensable.
El mundo está lleno de mediocres, con una baja formación, con un dominio insuficiente de las acciones cometidas, no saben armonizar con eficacia sujeto y objeto. Las formas mediocres disminuyen el ritmo, y aquello que se puede resolver con rapidez se hace lentamente con su participación. Poca visión, poca preparación, conciencia reduccionista, las acciones del mediocre reducen la calidad en todo aquello donde tienen influencia.
Cuando has de tratar con alguien mediocre siempre sales trasquilado, pues en vez de subir el nivel lo bajan. Estancados, con un estrecho margen de maniobra, de miras cortas, se ha de hacer lo posible para evitar el contacto, ya que sus limitaciones le privan de ampliar posibilidades, y quien no es cómo el se empobrece con su influencia.
La mediocridad es no estar en sintonia, un déficit de armonía, aquello que es incompleto y requiere madurar y mejorar. Ausencia de virtud, calidad en entredicho, formas no pulidas, poco valor. Lo que no gusta debido a lo que se expresa, a lo que comporta, a su ineficacia, las malas vibraciones dejadas en el ambiente por la expresión de defectos.
La excelencia es sencillamente todo lo opuesto a mediocridad. La persona que excela en la vida, por la profesión, por aptitudes, por las buenas maneras, manifiesta calidad en las acciones, dando un valor extra a las creaciones.
La excelencia es sinónimo tanto de pureza como de sabiduría. Pureza porque no se infliltran elementos ajenos a la esencia, y sabiduría por el dominio en los movimientos y la habilidad de evocar belleza.
El mediocre es una obra que requiere retoques, el excelente es la culminación de una obra excelsa. Mediocridad es inmadurez, poco dominio. Excelencia es madurez, lo que es completo.

sábado, 10 de diciembre de 2016

DILUIR

La vida va pasando, y las acciones diarias se van diluyendo, solo quedan algunos recuerdos y el resto se pierde en el olvido.
La alimentación de hoy nutre únicamente hoy, mañana necesitaremos nuevos alimentos, y lo que queda es la permanencia orgánica para seguir efectuando nuevas acciones.
Lo hecho ayer creó las bases de sustento, y lo que hacemos en cada nuevo presente es el anhelo de perpetuar una continuidad existencial. La cuestión es : ¿ para qué queremos esta continuidad ? ¿ para hacer qué ? ¿ si de lo cometido solo preservamos pequeñas porciones, que servicio ha aportado lo que se acaba diluyendo ?
Vamos empalmando de un contexto a otro, trabajar, descansar, desplazarse, comer, dormir, y de todas estas situaciones ¿ que provecho real extraemos ? Ahora esto ahora aquello, por inercia vamos enlazando una actividad con otra sin pararnos a reflexionar lo que necesitamos de verdad, qué queremos realmente, qué estamos haciendo con el tiempo que se nos dá. Y esto un dia y otro, año tras año, desde la infancia a la vejez, donde la conciencia casi no se incrementa por que en vez de aspirar a un crecimiento espiritual solo se pretende mantenerse gozando de las aportaciones materiales, y cómo estas son transitorias, por más experiencias que tengamos, al final todo queda diluido y reducido a unos mínimos recuerdos en la memória.
Del total ¿ qué aprendemos? ¿ qué mejoramos ? Nuestra función consiste en retirar el velo de las apariencias para ver el motivo que se esconde más allá de lo visible y perceptible, y así mientras la materia nos provee de herramientas de organización y aprendizaje, si descubrimos el auténtico propósito esforzándonos para lograr nuevos niveles de perfeccionamiento, constataremos que lo diluido en la densidad física sirve de combustible para incrementar la sutileza de las manifestaciones de nuestra naturaleza superior. Entonces lo diluido no se perderá, habrá servido de sacrificio para una causa más elevada.