Cada uno de nosotros es único, no hay nadie igual, disponiendo de herramientas diversas que confirman que individualmente somos intransferibles.
La manera de ser depende de un conglomerado de factores, pero sobretodo del nivel evolutivo, el cual nos permite una visión ámplia o restrictiva, una capacidad grande de discernimiento o reducida, un afán de superación o conformismo. Las variantes son múltiples como la misma complejidad humana, y como en tantas otras cosas que compartimos de base, se trata de observar el comportamiento para dilucidar las tendencias que prevalecen en nosotros.
Todos tenemos conciencia del cuerpo por que es lo más evidente y tiene exigencias constantes, pero pocos en comparación tienen conciencia del alma. Todos se esfuerzan por cubrir las demandas en el aspecto material, pero tambien pocos en contraste en cubrir las necesidades espirituales.
¿ Qué nos inclina a decantarnos en un sentido o en otro ? La voz interior. La voz suave y silenciosa del lado sutil, que busca la paz, la armonía y la concordia, o la voz densa, brusca y chapucera en las formas.
¿ Qué vemos a diario sea en lo cercano o en lo lejano ? Justo lo contrario de los anhelos deseados en el fondo. ¿ Qué nos indica esto ? Que si fuera hay guerra, tensión y conflictos, es por qué se ha generado y se encuentra en el interior.
Si queremos que mejoren las condiciones externas, primero hemos de mejorar nosotros en lo que pensamos, decimos y hacemos por las consecuencias que se derivan.
La voz interior ha de guiar hacia la expresión de los mejores atributos. Si no lo hace es por que damos prioridad a deseos personales desajustados con alguien o el entorno, que son causa de problemáticas.
Las dos naturalezas en nosotros estan en lucha constantemente. La naturaleza superior vela por la unidad, por el bien común. La naturaleza inferior busca la satisfacción egoista sin importar la incidencia de las acciones cometidas. La evidencia de las mismas manifestaciones indica hacia donde nos decantamos, sea ocasionalmente o habitualmente.
Muchos quieren que " el todo " trabaje para " las partes ", pero las partes a menudo no quieren trabajar para el todo. Y es aquí el origen de las disonancias, y con esta ceguera de planteamientos y objetivos pasa lo que pasa a diario.
Seguir los dictados de la naturaleza inferior no conlleva esfuerzo, pero ya vemos los resultados. Seguir la naturaleza superior representa un trabajo constante, pero es quien da sentido, utilidad y propósito existencial. Ante esta exposición hemos de preguntarnos : ¿ que voz predomina en nosotros ? ¿ la que quiere avanzar y transformar defectos en virtudes ? ¿ o la voz que nos empuja a crear un ambiente caótico y de malestar permanente ?
Mejor nos paramos un momento y vemos hacia donde nos encaminamos.