¿ Qué tienen en común algunos niños, empresarios, políticos, autoridades diversas, dictadores, maltratadores ? Que justifican lo injustificable.
El niño que hace travesuras y se enfada cuando le llaman la atención. Empresarios sin escrúpulos contaminando el aire o el agua con una voracidad desenfrenada para obtener beneficios. Políticos que en nombre de la ley tienen carta blanca para aplicar su voluntad apartando del camino aquellos que pueden molestar a sus intereses. Autoridades apoyadas por la posición que ocupan, hacen y deshacen a su gusto con impunidad, o como mucho con unas consecuencias insignificantes sobre las acciones cometidas. Dictadores donde no puede haber detractores, unas ideas, un patrón único. Imponer por fuerza aunque perjudique a mucha gente. Maltratadores con todo tipo de excusas que validen la agresión, abusos, vejaciones.
Ninguno de estos ejemplos, de estas personas, puede justificar lo injustificable. El niño ha de aprender, ser advertido y responsabilizarse. El empresario no tiene derecho a estropear espacios colectivos que no son de su propiedad, y la solución es modificar a fondo el procedimiento perjudicial efectuado, o recibir multas millonarias que fuercen a hacerlo. Los politicos no han de respaldarse en las leyes como si fueran comodines para diluir o impedir alternativas diferentes. Las leyes han de estar al servicio del pueblo, y si estas suponen una esclavitud, se han de cambiar. Las autoridades, amparadas por el cargo, con el soporte de decretos, reglamentos o lo que sea, a menudo se mueven por intereses propios, convirtiendose en un perjuicio para los que se ven salpicados por sus decisiones. Dictadores y maltratadores solo quieren imponer sus deseos sin ningún miramiento ni trato digno con tal de satisfacer intereses e instintos.
No es válido excusarse sobre acciones chapuceras por que cada uno es responsable de lo que dice o de lo que hace. El típico " por culpa tuya " " me ha provocado " " el malo es el otro yo soy bueno " Estos infantilismos son inaceptables por que no resuelven el fondo de la causa, y enviando pelotas fuera no modifica el efecto.
Es hora de asumir las consecuencias cambiando criterios, discernir con ecuanimidad, y actuar buscando la armonía final pensando en ser justo y lo máximo de correcto posible.