Los humanos parecen incapaces de ver más allá de unos intereses egoistas y las consecuencias que a corto o largo plazo ocasionaran. Ignoran la ley de causa y efecto bajo los efectos del tiempo, y al no recibir un escarmiento rápido, continuan actuando con impunidad ejecutando todo tipo de atrocidades que atentan contra el sentido común, la dignidad y las reglas más elementales de la ética.
A más tecnificación y sofisticación de las herramientas de uso cotidiano, más aberraciones, salvajismo y decisiones absurdas de los que en teoría deberían mostrar buenas maneras, coherencia, rectitud y afán de justicia. Lejos de todo esto estamos asistiendo a un ambiente de caos que en vez de menguar se esparce cada vez en más ámbitos.
Dirigentes corruptos, faltos de discernimiento y menos talla, políticos de bajísimo nivel donde sus expresiones y argumentos traspasan los límites de la indecencia.
Aquellos que ostentan cargos de poder, en empresas y instituciones, donde se mueven muchos millones, aumentan beneficios a cifras estratosfericas mientras el paro y la pobreza se generaliza en un sector creciente.
Los que han de defendernos, velar por nosotros, nos explotan, nos someten, nos limitan y nos amenazan si tan solo queremos expresar nuestras opiniones y estas no gustan a los mandatarios. Cuando ellos dicen libertad en realidad supone aplastar lo que les moleste a ellos, manipulando cifras, palabras y lo que les convenga para seguir con sus privilegios haciendo lo que haga falta sin tener la más mínima consideración ni escrúpulos ni sensibilidad.
La naturaleza es nuestro proveedor, con una inmensa riqueza, diversidad y generosidad. Es nuestro referente para aplicar en las respectivas organizaciones individuales y colectivas. El fracaso humano se constata a través de los hechos, pues la riqueza es solo para unos pocos con una pobreza mayoritaria, y por descontado la generosidad solo se observa en pequeñas dosis en actos de voluntariado, donaciones anónimas y organizaciones sin ánimo de lucro.
Todo es una cuestión de luz o oscuridad. Si impera la oscuridad, entocnes nos movemos por los bajos instintos, el egoismo, la incapacidad de distinguir entro lo correcto o incorrecto, instalando la discordia y los conflictos.
Sólo con luz se puede transformar la inmundica en pulcritud, la degradación en rehabilitación, la locura en múltiples niveles en armonia. Y por lo que sucede a diario, parece que estamos lejos de conseguirlo.
Este blog no pretende emular a los grandes pensadores clásicos, sino sólo unas breves exposiciones que puedan llegar a todo tipo de personas.
domingo, 25 de octubre de 2015
domingo, 11 de octubre de 2015
ES LO QUE HAY
¿ Quien reconoce los errores ? ¿ Quien se disculpa ? ¿ Quien quiere rectificar ? ¿ Quien quiere escuchar ? ¿ Quien quiere ser corregido ? ¿ Quien quiere aprender realmente ?
Todas las preguntas formuladas son para reflexionar sobre la actitud que mostramos al cometer una equivocación. La cuestión es que estamos aprendiendo contínuamente, que el grado de desconocimiento es inmenso, haciendo que tambien lo sea la inconciencia. Entonces bajo estas premisas ¿ porqué molesta tanto su constatación cuando entra dentro de las posibilidades de acuerdo a nuestra preparación ?
¿ Somos perfectos ? No. ¿ Actuamos en todo momento de forma impecable ? No. ¿ Lo sabemos todo ? No. ¿ De donde proviene la verguenza de quedar en evidencia las propias carencias ? Del ego. Ante los demás hemos de demostrar que somos muy buenos, hábiles, inteligentes, y la verdad es que no es así. Podemos ser buenos e inteligentes en algunos aspectos, pero en muchos otros no sencillamente por que no hemos entrado en contacto o no se ajustan a los talentos personales.
Como humanos somos muy exigentes para recibir aportaciones externas, y en cambio lo somos muy poco para dar de nosotros. Queremos calidad, pero no la sabemos aportar. Queremos buenas relaciones y no sabemos relacionarnos para que sea así. Queremos experiencias que se recuerden gratamente, pero no disponemos de lo indispensable para hacerlo tangible.
La vida nos da tiempo para un propósito evolutivo, en el cual hemos de adquirir recursos diversos, pero si vivimos en una baja intensidad, con unas aspiraciones mínimas, entonces ¿ para qué queremos exactamente disponer de tiempo y recursos ?
Si queremos introducir más calidad en general en las diferentes áreas donde estemos inmersos, los planteamientos han de ser más astutos. Incrementar la auto exigencia para extraer un mayor rendimiento. Aumentar la concentración en lo que hacemos y decimos, preveer las consecuencias antes de ponernos en marcha. Expandir la capacidad de visión para que las acciones sean más precisas y acertadas. Hemos de ser coherentes, siendo constructores en vez de un efecto de las circunstancias que nos arrastre sin saber donde iremos a parar y en que condiciones.
Si lo que somos y lo que hay lo queremos mejorar, hemos de empezar desde dentro para revertirlo fuera en la manera oportuna, con responsabilidad, de lo contrario seguiremos en la supuesta zona de confort inconfortable.
Todas las preguntas formuladas son para reflexionar sobre la actitud que mostramos al cometer una equivocación. La cuestión es que estamos aprendiendo contínuamente, que el grado de desconocimiento es inmenso, haciendo que tambien lo sea la inconciencia. Entonces bajo estas premisas ¿ porqué molesta tanto su constatación cuando entra dentro de las posibilidades de acuerdo a nuestra preparación ?
¿ Somos perfectos ? No. ¿ Actuamos en todo momento de forma impecable ? No. ¿ Lo sabemos todo ? No. ¿ De donde proviene la verguenza de quedar en evidencia las propias carencias ? Del ego. Ante los demás hemos de demostrar que somos muy buenos, hábiles, inteligentes, y la verdad es que no es así. Podemos ser buenos e inteligentes en algunos aspectos, pero en muchos otros no sencillamente por que no hemos entrado en contacto o no se ajustan a los talentos personales.
Como humanos somos muy exigentes para recibir aportaciones externas, y en cambio lo somos muy poco para dar de nosotros. Queremos calidad, pero no la sabemos aportar. Queremos buenas relaciones y no sabemos relacionarnos para que sea así. Queremos experiencias que se recuerden gratamente, pero no disponemos de lo indispensable para hacerlo tangible.
La vida nos da tiempo para un propósito evolutivo, en el cual hemos de adquirir recursos diversos, pero si vivimos en una baja intensidad, con unas aspiraciones mínimas, entonces ¿ para qué queremos exactamente disponer de tiempo y recursos ?
Si queremos introducir más calidad en general en las diferentes áreas donde estemos inmersos, los planteamientos han de ser más astutos. Incrementar la auto exigencia para extraer un mayor rendimiento. Aumentar la concentración en lo que hacemos y decimos, preveer las consecuencias antes de ponernos en marcha. Expandir la capacidad de visión para que las acciones sean más precisas y acertadas. Hemos de ser coherentes, siendo constructores en vez de un efecto de las circunstancias que nos arrastre sin saber donde iremos a parar y en que condiciones.
Si lo que somos y lo que hay lo queremos mejorar, hemos de empezar desde dentro para revertirlo fuera en la manera oportuna, con responsabilidad, de lo contrario seguiremos en la supuesta zona de confort inconfortable.
Suscribirse a:
Entradas (Atom)