domingo, 30 de octubre de 2022

LA ETERNA INEPTITUD

Desde pequeños nos preparan para que cada uno adquiera una formación que permita un mínimo de autonomia en un máximo de dependencias. Del clan familiar a la singularidad individual requiere pasar años de estudio para saber operar en el medio circundante, y con esta base prepararnos para un oficio como medio de intercambio a fin de obtener recursos.                                                                                   Conocer el qué, como y por qué en los diferentes ámbitos donde nos encontremos, es primordial para que los propósitos desenboquen en un resultado favorable. Ir descubriendo nuestras características y circunstancias, y saber como encajar en cada contexto es la tarea a afrontar que requiere un conocimiento extenso, paciencia, observar, archivar la influencia de experiencias, y con múltiples ensayos procurar modelar el tono adecuado segun situación, persona, objetivo u otras peculiaridades.                                   Todos anhelamos bienestar y armonía, y la hemos de generar en el encaje continuo entre nosotros y los vínculos establecidos, nosotros y el medio. Hemos de saber como, y esto supone haber adquirido aptitudes préviamente. La voluntad movida por el deseo, ha de ser guiada por un pensamiento ecuánime, una visión en perspectiva donde tambien participa la vertiente emocional afectiva. Si prevalece el equilibrio en los tres frentes mental, emotivo y físico, entonces la armonía será el resultado. Si lo creado por nuestras pretensiones y forma de proceder comporta malestar y discordia, es el claro exponente de no ver claro, obnubilación en las ideas, emociones perjudiciales y acciones contraproducentes.                                         Tal vez tenemos aptitudes profesionales, pero tambien es imprescindible forjarlas respecto a la salud, al trato con otros y al discernimiento correcto respecto a lo que hacemos, a lo que queremos y las consecuencias que se puedan desencadenar.                                                                                                    Desde tiempos inmemoriales cada dia suceden desgracias, atrocidades, hechos aberrantes, donde el deseado bienestar y armonía no se acerca ni de lejos. Y si no somos capaces de revertirlo es por que somos ineptos, y las causas radican en los planteamientos e intereses egoistas junto con una relevante ignorancia producto de la inconciencia privando de ver claro.                                                                                         La sofisticación tecnológica actual no mejora la conducta ancestral. Las máquinas facilitan la acción en el exterior, pero lo que de verdad importa solo se consigue desarrollando cualidades internas, lo que supone tener un anhelo de vida espiritual que es la proporcionadora de las aptitudes, y mientras no aflore este deseo continuaremos inmersos en los conflictos, insatisfacción y la incapacidad de mejorar donde deberíamos focalizarnos.

sábado, 15 de octubre de 2022

ADMIRACIÓN SI, IDOLATRIA NO

Admirar es focalizarse en el objeto que transmite una sensación agradable por imágenes, sonidos o palabras a las que otorgamos valor. Idolatrar es focalizarse en el sujeto que es hábil en alguna área y tiene la aprobación pública que goza de lo mostrado.                                                                                              Nosotros somos unos intermediarios, y los talentos o habilidades son conocimientos adquiridos de otros que nos han precedido y cada uno individualmente imprime unas características con sello distintivo dirigido a compartir con otros aportandolo a la sociedad.                                                                               ¿ Qué admiramos en una obra ? Aquello que nos llega, nos hace vibrar de acuerdo a nuestros gustos y sensibilidad. La admiración para unos puede ser indiferente para otros o incluso rechazada. En conjunto es bastante subjetivo.                                                                                                                                            No hemos de idolatrar a nadie por que las peculiaridades individuales nos han sido asignadas con una supervisión precisa para que mediante el esfuerzo y la exteriorización establezcamos conexiones útiles para el beneficio personal y colectivo.                                                                                                              A pesar de la mediocridad imperante tenemos necesidad de calidad, y cuando en los diferentes ámbitos alguien despunta por lo que ofrece, es cuando brota la admiración. El artífice solo es un canal por donde pasa la inspiración, un préstamo para ejecutar un propósito particular en la constante cadena de enlaces.   Las obras de valor perduran en el tiempo y siguen siendo admiradas, mientras los autores desaparecen, indicando que el foco se ha de poner en admirar el producto, lo que ofrece, lo que transmite. El ídolo que es elevar desmesuradamente a alguien por que sabe expresar ciertas habilidades más allá del término medio imperante, solo ha filtrado lo que ha sabido captar dando forma con la finalidad de compartirlo cumpliendo así su tarea de contribución social.