Indiferencia y frialdad es lo opuesto a entusiasmo y calidez. Cuando algo no atrae, no gusta o no despierta interés, se adopta una postura distante por que no impregna ni la sensibilidad ni los gustos personales ni forma parte de los valores particulares. La indiferencia y frialdad puede producirse de nosotros hacia factores externos, o bien de otras personas hacia nosotros. La falta de conexión genera la distancia, y de aquí la indiferencia. No otorgar importancia a palabras, acciones, opiniones, acontecimientos, estar al margen por que lo manifestado no vibra con nuestras características. No implicarse, adoptar una postura neutral, un término medio que en ocasiones puede ser útil y conveniente y en otras tal vez no según de lo que se trate y la posterior trascendencia. Actividades, temas relevantes en una época pasada, relaciones significativas, se ven a menudo modificadas con el paso del tiempo debido a un cambio de intereses por que lo atrayente de una etapa se substituye por otras tendencias a medida maduramos y la perspectiva se va adoptando gradualmente de acuerdo a la expansión de conocimientos y conciencia. De la atracción a la indiferencia, de la asiduidad al no contacto, nos indica que lo externo está sujeto a variaciones, y para mantener vínculos, ocupaciones que perduren en el tiempo, es preciso una base sólida donde apoyarse y proyectarse contínuamente con nuevos nutrientes que se encarguen de preservar los cimientos. El alejamiento en relaciones donde anteriormente había una confluencia que se ha ido desvaneciendo, es debido a caminos que nos desvian por inquietudes diferentes y características singulares que dificultan mantener la misma proximidad. ¿ A qué o a quien somos indiferentes y por qué ? La respuesta nos indicaría buena parte de nuestra idiosincracia y hacia donde dirigimos lo considerado importante. Indiferencia y frialdad no genera calidad por que se adopta una postura distante y de poco valor al fondo de lo que se trate. La excelencia en las obras ejecutadas presentes y del pasado, son producto del talento desarrollado con disciplina y amor por lo que se hace, con un afán de superación que lleva implícito el entusiasmo. Si no hay entusiasmo surge la indiferencia, y esta no consigue ni mejora ni satisfacción, y en consecuencia no hay calidad. En nuestras vidas para generar calidad es preciso entusiasmo además de preparación y recursos, y lo que es seguro es que con indiferencia es inviable.
Este blog no pretende emular a los grandes pensadores clásicos, sino sólo unas breves exposiciones que puedan llegar a todo tipo de personas.
sábado, 28 de enero de 2023
INDIFERENCIA Y FRIALDAD NO GENERA CALIDAD
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