Hay dos tipos de pasado : el que se ha marchado y el que se queda. Han marchado las experiencias, relaciones, situaciones, esfuerzos de una época, y se queda la aportación derivada de estas en una parte, en ocasiones pequeña y otras más notoria. Inmersos entre lo transitorio y lo eterno, los dias se suceden inalterablemente, en una tónica constante de actividades que se repiten para un orden y la distribución de recursos.Cada jornada es diferente, única, por más similitudes con las precedentes. Los acontecimientos transcurren en un fondo estable, pero la ejecucion es diferente. Nos apoyamos en un escenario concreto donde la acción lleva a fluctuaciones, que son los encargados de ofrecernos nuevas posibilidades y expansiones según lo realizado y el medio. De todas las vivencias guardamos solo unos recuerdos mínimos. Lo importante es la esencia extraida para ensanchar horizontes y mejorar. Hay momentos agradables que persisten en forma de imágenes, y otras que arrastramos si en el interior perdura la sensación de amargura. Estos últimos son perjuidiciales al afectar el presente por emociones no digeridas. En conjunto qué queremos preservar y qué nos es indiferente ? Se ha de preservar lo útil, lo que resiste el paso del tiempo por sus prestaciones cualitativas. Lo indiferente son los numerosos momentos intermedios entre un contexto y otro vividos sin substancia, así como situaciones, relaciones o acontecimientos que no despiertan entusiasmo. La memória es fundamental para aprender, nos indica la forma de proceder y adaptación a circunstancias diferentes. Sin memória deberíamos empezar de cero cada dia, haciendo imposible el progreso donde todos los esfuerzos serian inútiles por que no quedarían los cimientos donde arraigar y proyectarnos. El pasado es el referente de memória para edificar dia a dia, y en esta constante entre lo inestable y estable, entre el cambio y lo permanente, factores externos se encargan de dejar o mantener según qué, así como las propias decisiones al respecto en este sentido. No podemos permanecer enganchados a nada concreto, lo más sólido hoy puede desaparecer mañana. Dejar ir lo que no se puede retener es saludable, centrándonos en el presente que es donde la fuerza vital nos mantiene ubicados. Lo importante es saber aprovechar lo que se ha desvanecido y lo que perdura para un provecho en el ámbito donde fijemos valores y algún tipo de propósito.
Este blog no pretende emular a los grandes pensadores clásicos, sino sólo unas breves exposiciones que puedan llegar a todo tipo de personas.
sábado, 14 de diciembre de 2024
LOS DOS TIPOS DE PASADO
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