Ha de haber un motivo para que se produzca una relación. Vamos a los demás por necesidad, por amor, por compromiso, o por auto satisfacción. Y aquí a veces hay una parte de interés y en ocasiones de desinterés. Cuando es por interés es con el objetivo de recibir. Cuando es desinteresadamente es para dar o compartir.
Las relaciones son la fuente principal de aprendizaje, nos enseñan a efectuar encajes de todo tipo constantemente, a esforzarnos, a saber aplicar unas directrices de conducta, a madurar el pensamiento para ver y entender con mayor capacidad, a despertar sentimientos de afecto, a encarar objetivos de forma que establezcan armonía.
Los intercambios son posibles por que queremos algo, obteniéndolo a través de donaciones que han de estar en nosotros como moneda de cambio. Estas pueden ser diversas, no materiales obligatoriamente, será preciso ver los participantes y el rol de cada uno en lo que se ofrecen.
El entablamiento de relaciones es el encuentro de dos unidades. Cuando es preciso la intervención de alguien por la razón que sea, del 1 individual se pasa al 1 + 1, y es así como lo particular sirve en la organización social, y esta ayuda en la provisión de bienes a las diferentes individualidades.
Todos en una medida u otra tenemos una parte cubierta en forma de recursos físicos, económicos, de conocimientos, etc (otorgadora de libertad) y una parte que nos falta que es tan importante como lo que disponemos. Las carencias (factor de dependencia) son las que nos hacen espabilar, movilizando, cultivando y potenciando valores latentes a la búsqueda de unos resultados. En ocasiones se encaminan a incrementar lo que tenemos o mantenerlo, otras se enfocan a experimentar o buscar novedades.
La actitud a la hora de entablar relaciones es muy importante, y el margen de más o de menos que estemos decididos a aceptar o rechazar, o a dar. Se ha de tener en cuenta que sea cual sea el fin que impulsa a ir hacia alguien, es indispensable acoplarse en las respectivas pretensiones, pues si no es así la relación no será factible.
La raíz de todas las necesidades y expectativas es un deseo insatisfecho. Si la subsistencia está en juego, el margen de maniobra será estrecho y la dependencia grande. Cuando no sea primordial el soporte de terceras personas, es conveniente establecer vínculos más saludables, y desvaneciendo la necesidad no pensaremos en que obtenemos del otro, sino que somos capaces de ofrecer.
Este blog no pretende emular a los grandes pensadores clásicos, sino sólo unas breves exposiciones que puedan llegar a todo tipo de personas.
jueves, 29 de septiembre de 2011
lunes, 19 de septiembre de 2011
RELACIONES ( II )
La sinceridad es el fundamento para establecer confianza, y a partir de aqui desarrollar un vínculo. Se puede asociar la sinceridad a las raíces, lo que se edifique a continuación depende de una base consistente, y si esta es fragil no es posible construir nada con garantía. La falta de sinceridad condiciona la libre y espontánea expresión, produciendo una brecha que se ha de reparar.
El segundo punto a tener presente es la cordialidad. En la singladura de la vida todos somos compañeros, todos estamos concebidos de la misma manera, tenemos las mismas necesidades básicas y vamos a la búsqueda de bienestar. No hemos de ver a los demás como contrincantes, pues esto puede generar tensión, y en vez de cooperar fraternalmente se crea rivalidad separadora. Si nos mostramos cordiales aflora una disposición de soporte, que todos necesitamos en un momento u otro.
El tercer punto a aplicar es respeto. No se ha de menospreciar a nadie por ninguna comparación, todos merecen ser tratados con dignidad como muestra de civilidad, educación y buenas maneras.
La intensidad afectiva dependerá de cada persona y la relación establecida, pero siempre es importante una dosis de calidez que acerque uno a otro, facilitando la apertura de contacto, confianza y más proximidad.
Las relaciones no estan diseñadas para fastidiar imponiendo la fuerza, la agresividad sobre otros con el objeto de conseguir determinados fines, esto es una perversión que solo perjudica. La naturaleza como exponente de donde hemos de reflejarnos, nos enseña la colaboración de los diferentes reinos evolutivos y especies. Los animales, impulsados por una necesidad de subsistencia pueden matar con el objetivo de alimentarse, pero cuando no es así mantienen un trato respetuoso.
En cuanto a jerarquías sociales o familiares, los postulados a aplicar son exactamente los mismos. No por el hecho de ejercer un cargo o una autoridad se tiene derecho a rebajar o abusar de nadie. El rol ejercido en estas situaciones exige justamente a quien lo ocupa , constate que es merecedor de tal responsabilidad, y en consecuencia ha de dar la imagen de valía, seriedad y categoria que pide la posición; pues en caso contrario sería un absurdo, de aquí el nefasto funcionamiento de los estamentos familiares y de ámbito político/empresarial demasiado asiduamente para desgracia de todos los que recibimos las consecuencias.
El segundo punto a tener presente es la cordialidad. En la singladura de la vida todos somos compañeros, todos estamos concebidos de la misma manera, tenemos las mismas necesidades básicas y vamos a la búsqueda de bienestar. No hemos de ver a los demás como contrincantes, pues esto puede generar tensión, y en vez de cooperar fraternalmente se crea rivalidad separadora. Si nos mostramos cordiales aflora una disposición de soporte, que todos necesitamos en un momento u otro.
El tercer punto a aplicar es respeto. No se ha de menospreciar a nadie por ninguna comparación, todos merecen ser tratados con dignidad como muestra de civilidad, educación y buenas maneras.
La intensidad afectiva dependerá de cada persona y la relación establecida, pero siempre es importante una dosis de calidez que acerque uno a otro, facilitando la apertura de contacto, confianza y más proximidad.
Las relaciones no estan diseñadas para fastidiar imponiendo la fuerza, la agresividad sobre otros con el objeto de conseguir determinados fines, esto es una perversión que solo perjudica. La naturaleza como exponente de donde hemos de reflejarnos, nos enseña la colaboración de los diferentes reinos evolutivos y especies. Los animales, impulsados por una necesidad de subsistencia pueden matar con el objetivo de alimentarse, pero cuando no es así mantienen un trato respetuoso.
En cuanto a jerarquías sociales o familiares, los postulados a aplicar son exactamente los mismos. No por el hecho de ejercer un cargo o una autoridad se tiene derecho a rebajar o abusar de nadie. El rol ejercido en estas situaciones exige justamente a quien lo ocupa , constate que es merecedor de tal responsabilidad, y en consecuencia ha de dar la imagen de valía, seriedad y categoria que pide la posición; pues en caso contrario sería un absurdo, de aquí el nefasto funcionamiento de los estamentos familiares y de ámbito político/empresarial demasiado asiduamente para desgracia de todos los que recibimos las consecuencias.
viernes, 9 de septiembre de 2011
RELACIONES ( I )
En el universo todo son conexiones, nada queda aislado aunque lo parezca en apariencia. El cuerpo físico es la prueba más obvia. Estamos compuestos por numerosos componentes, donde cada uno ejerce una función en forma de recursos. Cada miembro, cada factor es indispensable para disponer de unas óptimas condiciones, y cuando falla alguno, inmediatamente se produce una carencia que dificulta el movimiento natural articulado.
En el ámbito circundante también es preciso acoplar la multitud de elementos a fin de poder forjar una serie de condiciones que permitan el desarrollo y mantenimiento tanto individual como colectivo.
Obligatoriamente hemos de ir a la naturaleza a buscar lo que queremos, y esto implica una dependencia, la cual se convierte en la clave existencial que nos empuja a salir de nosotros mismos debiendo efectuar intercambios constantes para conseguir los subministros pretendidos.
Nuestra libertad está supeditada a la aportación de terceras personas, y a la vez nosotros hemos de hacer lo mismo. Es cuestión de efectuar encajes en una serie inacabable de interacciones.
Todo lo que pensamos, sentimos y hacemos, es producto de unas relaciones, pues si no fuera así habría una quietud absoluta, y la vida es movimiento continuo. No es posible medir que proporción de lo pensado es exclusivamente nuestra, pues es producto de lo que hemos leído, sentido y vivido en esta cadena infinita de aportaciones en forma de emisores y receptores.
Cada uno, con sus facultades y posibilidades ofrece una mínima parte al conjunto, pero gracias a estas pequeñas partes se pone en marcha el engranaje que mueve todo lo que requerimos.
La mayoría de lo que tenemos es gracias a la colaboración de personas desconocidas, y velar por las propias necesidades es velar por las necesidades comunes. Entendiendo esto como un soporte mutuo, hemos de procurar potenciar los intercambios dotándolos de más calidad. Los planteamientos egoistas no caben, es una visión errónea querer separarse del resto para satisfacer unos deseos, que rompe los enlaces de servicio recíproco, debiendo volver por fuerza a compartir con el colectivo por que la organización de la vida está hecha de tal manera que se han de ajustar ineludiblemente las fracciones unitarias en la globalidad.
Cada vez que se efectúa una acción egoista sale perjudicado el autor y aquellos implicados directamente o indirectamente al cortar el libre fluir producido por el desequilibrio que se ha llevado a cabo.
En el ámbito circundante también es preciso acoplar la multitud de elementos a fin de poder forjar una serie de condiciones que permitan el desarrollo y mantenimiento tanto individual como colectivo.
Obligatoriamente hemos de ir a la naturaleza a buscar lo que queremos, y esto implica una dependencia, la cual se convierte en la clave existencial que nos empuja a salir de nosotros mismos debiendo efectuar intercambios constantes para conseguir los subministros pretendidos.
Nuestra libertad está supeditada a la aportación de terceras personas, y a la vez nosotros hemos de hacer lo mismo. Es cuestión de efectuar encajes en una serie inacabable de interacciones.
Todo lo que pensamos, sentimos y hacemos, es producto de unas relaciones, pues si no fuera así habría una quietud absoluta, y la vida es movimiento continuo. No es posible medir que proporción de lo pensado es exclusivamente nuestra, pues es producto de lo que hemos leído, sentido y vivido en esta cadena infinita de aportaciones en forma de emisores y receptores.
Cada uno, con sus facultades y posibilidades ofrece una mínima parte al conjunto, pero gracias a estas pequeñas partes se pone en marcha el engranaje que mueve todo lo que requerimos.
La mayoría de lo que tenemos es gracias a la colaboración de personas desconocidas, y velar por las propias necesidades es velar por las necesidades comunes. Entendiendo esto como un soporte mutuo, hemos de procurar potenciar los intercambios dotándolos de más calidad. Los planteamientos egoistas no caben, es una visión errónea querer separarse del resto para satisfacer unos deseos, que rompe los enlaces de servicio recíproco, debiendo volver por fuerza a compartir con el colectivo por que la organización de la vida está hecha de tal manera que se han de ajustar ineludiblemente las fracciones unitarias en la globalidad.
Cada vez que se efectúa una acción egoista sale perjudicado el autor y aquellos implicados directamente o indirectamente al cortar el libre fluir producido por el desequilibrio que se ha llevado a cabo.
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