jueves, 29 de septiembre de 2011

RELACIONES ( III )

Ha de haber un motivo para que se produzca una relación. Vamos a los demás por necesidad, por amor, por compromiso, o por auto satisfacción. Y aquí a veces hay una parte de interés y en ocasiones de desinterés. Cuando es por interés es con el objetivo de recibir. Cuando es desinteresadamente es para dar o compartir.
Las relaciones son la fuente principal de aprendizaje, nos enseñan a efectuar encajes de todo tipo constantemente, a esforzarnos, a saber aplicar unas directrices de conducta, a madurar el pensamiento para ver y entender con mayor capacidad, a despertar sentimientos de afecto, a encarar objetivos de forma que establezcan armonía.
Los intercambios son posibles por que queremos algo, obteniéndolo a través de donaciones que han de estar en nosotros como moneda de cambio. Estas pueden ser diversas, no materiales obligatoriamente, será preciso ver los participantes y el rol de cada uno en lo que se ofrecen.
El entablamiento de relaciones es el encuentro de dos unidades. Cuando es preciso la intervención de alguien por la razón que sea, del 1 individual se pasa al 1 + 1, y es así como lo particular sirve en la organización social, y esta ayuda en la provisión de bienes a las diferentes individualidades.
Todos en una medida u otra tenemos una parte cubierta en forma de recursos físicos, económicos, de conocimientos, etc (otorgadora de libertad) y una parte que nos falta que es tan importante como lo que disponemos. Las carencias (factor de dependencia) son las que nos hacen espabilar, movilizando, cultivando y potenciando valores latentes a la búsqueda de unos resultados. En ocasiones se encaminan a incrementar lo que tenemos o mantenerlo, otras se enfocan a experimentar o buscar novedades.
La actitud a la hora de entablar relaciones es muy importante, y el margen de más o de menos que estemos decididos a aceptar o rechazar, o a dar. Se ha de tener en cuenta que sea cual sea el fin que impulsa a ir hacia alguien, es indispensable acoplarse en las respectivas pretensiones, pues si no es así la relación no será factible.
La raíz de todas las necesidades y expectativas es un deseo insatisfecho. Si la subsistencia está en juego, el margen de maniobra será estrecho y la dependencia grande. Cuando no sea primordial el soporte de terceras personas, es conveniente establecer vínculos más saludables, y desvaneciendo la necesidad no pensaremos en que obtenemos del otro, sino que somos capaces de ofrecer.

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