sábado, 29 de octubre de 2011

RELACIONES ( VI )

Cuando las relaciones no son armónicas se convierten en un peso. El entusiasmo desaparece, en vez de querer comunicarte te cierras, en vez de querer estar cerca quieres alejarte. No hay nada más amargo, más frustrante que las relaciones decepcionantes. Los motivos pueden ser infinitos, desde el egoismo pasando por la desconsideración, mentiras, etc, todo aquello que en definitiva se deriva de la naturaleza inferior.
En el mundo hay muchos conflictos producto del caos, pues si hubiera orden las relaciones responderían en consonancia a este orden. La oscuridad priva de ver claro, y esto deriva en todas las formas incorrectas de pensar, sentir y actuar que observamos cada dia. La negligencia, las malas maneras, la ineptitud, conductas indignas, por desgracia nos rodean en todos los ámbitos.
Podríamos vivir en la abundancia, en el esplendor, en un estado de bienestar, pero no, cuando no por una cosa por otra, y cuando no una persona otra, hemos de estar asqueados continuamente, asistir una y mil veces a muestras incívicas que perturban la paz. Y así ir poniendo a prueba la paciencia para no estallar a cada momento. Unos nos esforzamos para instalar condiciones favorables en general, y otros van fastidiando, en un ambiente enrarecido, donde la polémica puede surgir en cualquier instante por las habituales maneras
chapuceras.
Es lamentable constatar como personas adultas, por años que pasen siguen con su infantilismo. Han crecido en estatura pero se han quedado anclados en la infancia, y como no saben comportarse como deberían hacerlo, la discordia es inevitable por los motivos más imbéciles que se puedan imaginar.
Las relaciones son la piedra angular del desarrollo individual y social, por tanto deberíamos tener el máximo cuidado para el mejor funcionamiento y resultado, pero mientras no tengamos clara la conciencia en este sentido, lo que continuará será esta desazón inacabable.

miércoles, 19 de octubre de 2011

RELACIONES ( V )

La calidad de las relaciones depende de lo que somos capaces de transmitir. Cuantos más atributos hayamos forjado en todos los sentidos, más dosis cualitativas podemos verter en los otros. Cuanto más defectos, más deficiente será el conjunto de lo mostrado.
Resulta curioso en los humanos constatar unas altas aspiraciones, y en cambio una baja predisposición a esforzarse para hacer viables tales aspiraciones. Todos se llenan la boca con la palabra "amor", y después vemos el egoísmo imperante empujado por intereses diversos. Queremos amistades que nos hagan vibrar, y a menudo lo que hay es frialdad, distancia, indiferencia. Se quieren tener hijos, y después no se saben educar por que los padres estan limitados para hacerlo. Queremos cobrar unos sueldos elevados, y si estamos preparados a veces son los directivos que ofrecen poco, y cuando están dispuestos a darlos entonces no estamos suficientemente capacitados para el cargo. Queremos muchos servicios sociales pero pagando pocos impuestos, y cuando pagamos muchos resulta que los políticos, multinacionales, y el poder establecido nos da unos servicios lamentables por que el resto se lo reparten entre ellos para satisfacer su codícia insaciable. Así es imposible tener relaciones óptimas, pues cuando no falla por un motivo es por otro.
Es nuestro bajo nivel de conciencia, el movernos pensando en el propio beneficio, y la excesiva valoración material la que estropea las relaciones. Mientras continuemos con los mismos patrones será inviable imprimir calidad, porque esta requiere otros valores, más refinados, más instrucción, más sensibilidad, velar por el colectivo.
Se ha avanzado en ciertos aspectos respecto a décadas pasadas, pero continua habiendo mucha gente maltratada, y también un trato indigno de desconsideración con uso y abuso hacia los animales. Se han de cambiar los esquemas de raíz, porque si no se perpetuará la tendencia a que prevalga la fuerza en vez de la razón.
El verdadero progreso es saber tratar con consideración los integrantes de la naturaleza, y hasta que no seamos capaces de hacerlo no se instalará el auténtico progreso por más tecnología y comodidades que nos rodeen.

sábado, 8 de octubre de 2011

RELACIONES ( IV )

El desapego es básico en cualquier relación, este proviene de una fortaleza interior, de saber ver más allá de lo aparente, de confiar en el devenir sin apoyarnos en nadie específico. Mediante el desapego no nos limitamos a causa de los miedos, disponiendo de un amplio margen de maniobra dedicándolo a cultivar las facultades latentes. Por el contrario, vínculos estrechos condicionantes, reducen la libertad de acción para entrar en contacto con otras personas y realizar actividades dado el caso.
Si nos centramos básicamente en alguien como si fuera un proveedor en diversos aspectos, dejamos de ser plenamente nosotros pasando a ser dependientes a fin de obtener unas expectativas hipotéticas.
El vacío interno genera insatisfacción, y creemos erróneamente que desde fuera nos llenarán, y no es así.
Como podemos preteder que nos llene quien está vacío ! Es una ficción que la gente desea, pero la verdad es que las relaciones son habitualmente superficiales, insubstanciales y poco gratificantes en la medida del vacío que tengan los implicados.
¿ Por qué las parejas no consiguen introducir la armonía que querrían ? Por una cuestión de visión y pretensiones mal enfocadas. Los hombres no han de ver a las mujeres como objetos sexuales o asistentas que les faciliten la vida, esto es primario. El hombre ha de fijarse en los atributos femeninos para incorporarlos en el. Y las mujeres no han de buscar en el hombre una fuente de recursos, una compañía, seguridad, sino observar las cualidades masculinas para integrarlas también en ellas. Complementarse y completarse desde las respectivas individualidades sin dependencias, sumisión ni imposición.
Los humanos, con sus carencias, impurezas e imperfecciones no podemos aportar plenitud introduciéndola en la cabeza o en el corazón de los otros, por tanto ha de quedar claro que las relaciones son puentes para ir de un lado a otro para intercambiar. Pero si buscamos paz, serenidad, sabiduría, las hemos de forjar en nosotros, y nadie desde el exterior lo puede hacer en lugar nuestro.
El desapego se cultiva acercándonos a Dios de manera que sintamos como satisface las necesidades de cualquier relación. Una conciencia limitada no nos permitirá experimentar la plenitud.
El amor humano puede funcionar una época, sintiendo al cabo de un tiempo que nos falta alguna cosa más, creyendo que lo conseguiremos en alguien nuevo diferente, pero por pruebas que hagamos no llega, pues lo anhelado no puede venir de unas manifestaciones inferiores, sino de los intercambios con regiones más elevadas a través de un estilo de vida y de unos ideales que nos conecten con nuestro ser superior.