Cuando las relaciones no son armónicas se convierten en un peso. El entusiasmo desaparece, en vez de querer comunicarte te cierras, en vez de querer estar cerca quieres alejarte. No hay nada más amargo, más frustrante que las relaciones decepcionantes. Los motivos pueden ser infinitos, desde el egoismo pasando por la desconsideración, mentiras, etc, todo aquello que en definitiva se deriva de la naturaleza inferior.
En el mundo hay muchos conflictos producto del caos, pues si hubiera orden las relaciones responderían en consonancia a este orden. La oscuridad priva de ver claro, y esto deriva en todas las formas incorrectas de pensar, sentir y actuar que observamos cada dia. La negligencia, las malas maneras, la ineptitud, conductas indignas, por desgracia nos rodean en todos los ámbitos.
Podríamos vivir en la abundancia, en el esplendor, en un estado de bienestar, pero no, cuando no por una cosa por otra, y cuando no una persona otra, hemos de estar asqueados continuamente, asistir una y mil veces a muestras incívicas que perturban la paz. Y así ir poniendo a prueba la paciencia para no estallar a cada momento. Unos nos esforzamos para instalar condiciones favorables en general, y otros van fastidiando, en un ambiente enrarecido, donde la polémica puede surgir en cualquier instante por las habituales maneras
chapuceras.
Es lamentable constatar como personas adultas, por años que pasen siguen con su infantilismo. Han crecido en estatura pero se han quedado anclados en la infancia, y como no saben comportarse como deberían hacerlo, la discordia es inevitable por los motivos más imbéciles que se puedan imaginar.
Las relaciones son la piedra angular del desarrollo individual y social, por tanto deberíamos tener el máximo cuidado para el mejor funcionamiento y resultado, pero mientras no tengamos clara la conciencia en este sentido, lo que continuará será esta desazón inacabable.
No hay comentarios:
Publicar un comentario