sábado, 8 de octubre de 2011

RELACIONES ( IV )

El desapego es básico en cualquier relación, este proviene de una fortaleza interior, de saber ver más allá de lo aparente, de confiar en el devenir sin apoyarnos en nadie específico. Mediante el desapego no nos limitamos a causa de los miedos, disponiendo de un amplio margen de maniobra dedicándolo a cultivar las facultades latentes. Por el contrario, vínculos estrechos condicionantes, reducen la libertad de acción para entrar en contacto con otras personas y realizar actividades dado el caso.
Si nos centramos básicamente en alguien como si fuera un proveedor en diversos aspectos, dejamos de ser plenamente nosotros pasando a ser dependientes a fin de obtener unas expectativas hipotéticas.
El vacío interno genera insatisfacción, y creemos erróneamente que desde fuera nos llenarán, y no es así.
Como podemos preteder que nos llene quien está vacío ! Es una ficción que la gente desea, pero la verdad es que las relaciones son habitualmente superficiales, insubstanciales y poco gratificantes en la medida del vacío que tengan los implicados.
¿ Por qué las parejas no consiguen introducir la armonía que querrían ? Por una cuestión de visión y pretensiones mal enfocadas. Los hombres no han de ver a las mujeres como objetos sexuales o asistentas que les faciliten la vida, esto es primario. El hombre ha de fijarse en los atributos femeninos para incorporarlos en el. Y las mujeres no han de buscar en el hombre una fuente de recursos, una compañía, seguridad, sino observar las cualidades masculinas para integrarlas también en ellas. Complementarse y completarse desde las respectivas individualidades sin dependencias, sumisión ni imposición.
Los humanos, con sus carencias, impurezas e imperfecciones no podemos aportar plenitud introduciéndola en la cabeza o en el corazón de los otros, por tanto ha de quedar claro que las relaciones son puentes para ir de un lado a otro para intercambiar. Pero si buscamos paz, serenidad, sabiduría, las hemos de forjar en nosotros, y nadie desde el exterior lo puede hacer en lugar nuestro.
El desapego se cultiva acercándonos a Dios de manera que sintamos como satisface las necesidades de cualquier relación. Una conciencia limitada no nos permitirá experimentar la plenitud.
El amor humano puede funcionar una época, sintiendo al cabo de un tiempo que nos falta alguna cosa más, creyendo que lo conseguiremos en alguien nuevo diferente, pero por pruebas que hagamos no llega, pues lo anhelado no puede venir de unas manifestaciones inferiores, sino de los intercambios con regiones más elevadas a través de un estilo de vida y de unos ideales que nos conecten con nuestro ser superior.

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