¿ Queremos hacer más de lo que hacemos ? ¿ Queremos ser más de lo que somos ? Si es afirmativo, nos hemos puesto ya a dinamizar lo que es preciso ? ¿ Estamos seguros que nos conviene ? ¿ Que objetivos perseguimos ? ¿ Para ir donde ?
Tener inquietudes es tener el motor en marcha, a punto para hacer ruta en la dirección a escoger. Lo importante es saber de que disponemos actualmente, cual es la motivación, que puede reportar y si vale la pena la movilización que implica.
Inmersos en la necesidad de obtener recursos, estamos condicionados por el trabajo y la limitación horaria, centrando la atención en los temas básicos de subsistencia, mientras van pasando los años de rutina en rutina sin adentrarnos significativamente ni en el contenido de lo que se hace ni en la finalidad. ¿ Nos está bien está dinámica ? Si no es así debemos saber como salir del circulo y generar las condiciones a que aspiramos.
Focalizados solo en tener es sobrevivir. Focalizados en el anhelo de ser es trascender. Todos saben mover los resortes apropiados que permiten conseguir cosas, pero entre millones y millones son muy pocos los que se preparan auténticamente para hacer emerger la naturaleza superior que es la guia de todo lo que queremos manifestar. Si estamos más influenciados por una u otra tendencia lo podemos comprobar en las actividades, si son edificantes u obstructivas.
Nos hemos de preguntar : como queremos que sea nuestra vida, una simple repetición autómata, o dotarla de alicientes que afloren las virtudes compartiendo la alegria y el disfrute con el prójimo ?
Nos debatemos entre múltiples factores donde algunos ya nos están bien por cantidad y calidad, y otros estamos mermados, nos lo parece o deseamos más, y entre el conformismo y el inconformismo, hemos de hacer camino.
El conformismo es sencillamente mantener o ser indiferente ante la pérdida. El inconformismo es aspirar a más de lo que hay en este momento. Está bien conformarnos con lo indispensable en lo esencial, en lo sujeto a cambios, deterioros, en aquello que no podemos controlar, que tan pronto aumenta como se reduce. Hemos de ser inconformistas en querer ser mejores en nuestras expresiones y relaciones, seguir disipando capas de ignorancia introduciendo más sabiduria que nos indique que es realmente primordial. Marcar la diferencia en el día a día entre rutinas y monotonía a través de una expansión creciente de conciencia que nos haga aflorar brillantez en todos sentidos en lo manifestado, y un continuo refinamiento virtiéndolo en el exterior para el beneficio común. Esta debería ser nuestra gran inquietud.
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