Encontrarse ante varias opciones y no saber cual escoger, que en ocasiones se tratará de cosas irrelevantes, pero cuando la decisión pueda incidir en factores más remarcables respecto a nosotros o al prójimo, el dilema consistirá en escoger.
Las preguntas habituales en estos casos : que quiero ? que hago ? nos llevan a medir, analizar, valorar, y de acuerdo al contexto, prioridades y intereses, donde el propio carácter con la particular concepción, capacidad de discernimiento y perspectiva, seran claves a la hora de tomar la decisón acertada y la acción pertinente.
Para que la elección sea más o menos adecuada, dependerá de la armonia interior y el estilo de vida, disponiendo de más referentes quien tenga una introspección considerable y viva con unas pautas de equilibrio. Vendrian a ser los recursos adquiridos por un conjunto de pensamientos y acciones que preparan al individuo para afrontar retos diversos.
A más auto conocimiento menos dilemas, pues la misma nitidez general respecto a nosotros y el medio circundante, facilita el acoplamiento sin las vacilaciones que acompañan a aquellos faltados de suficiente claridad.
Con los años, por situaciones complejas que se puedan llegar a presentar, si hemos aprovechado el tiempo las disyuntivas se reduciran al haber incorporado una creciente sabiduria intuitiva.
La parte de incertidumbre, de duda, supone una porción de oscuridad que queremos clarificar. Se trata de observar en amplitud, ver el margen de maniobra decantandose primero por desatascar la situación si es el caso, y a continuación introducir las variantes oportunas cara a una resolución favorable.
Dilemas puede haber de todo tipo, enfocándolos en términos de me gusta no me gusta, me conviene o no. Además, lo que ahora es válido por los motivos que sea puede cambiar adaptándose a nuevas tendencias de acuerdo a los propios reajustes personales.
Aquello en que deberiamos centrar más la atención es en procurar ser justos, correctos, cuando nos afrontemos a experiencias poco habituales donde no sabemos exactamente que hacer para no equivocarnos o molestar.
Siempre surgiran hechos no controlables que requeriran de una respuesta por nuestra parte. Lo que cuenta es ser ecuánime, no dejarse llevar por emociones negativas relativizando lo que passa y las consecuencias que se deriven; pues al fin y al cabo la importancia de cada cosa y cada caso es estrictamente personal sin aplicación general.
Este blog no pretende emular a los grandes pensadores clásicos, sino sólo unas breves exposiciones que puedan llegar a todo tipo de personas.
miércoles, 30 de mayo de 2012
sábado, 19 de mayo de 2012
SATISFACCIÓN - INSATISFACCIÓN ( IV )
Hay cuatro factores que determinan si nos sentimos satisfechos o insatisfechos. Lo que hacemos, lo que tenemos, lo que conseguimos y el tipo de relaciones, donde la valoración personal en conjunto decanta la balanza hacia un lado u otro.
Lo que hacemos es lo más importante, pues es nuestro potencial latente en acción, donde ha de revertir en unos frutos que han de dar una recompensa. En la preparación, el esfuerzo de una fase a otra, el desarrollo progresivo, hemos de saborear el proceso con lo que se va produciendo, y sea cual sea la actividad cuanta más intensidad pongamos más capacidad de lograr satisfacción.
Lo que tenemos como recursos en forma de conocimientos y bienes, nos permite acceder a unas determinadas condiciones y prestaciones. Si disponemos de un alto nivel académico las opciones de un trabajo remunerado seran mayores, y si las finanzas son consistentes la capacidad de escoger y más opciones proporcionaran facilidades diversas.
Lo que conseguimos tiene que ver con lo que hacemos y lo que tenemos. El dinamismo facilita mover cosas, dependiendo del enfoque y las facultades para extraer un beneficio.
El tipo de relaciones es tan importante como los otros apartados. En lo que hacemos, tenemos y conseguimos, los otros siempre estan interviniendo, sin su colaboración no podriamos obtener ni el grado de formación conseguido ni ingresos indispensables para una autonomia de movimientos.
A menudo, abstraidos en nuestras pretensiones, no pensamos en el prójimo con suficiente atención y consideración, cuando es gracias a la aportación de cada uno que disponemos de grandes prestaciones y servicios.
La satisfacción ha de venir de la expresión de virtudes en obras de provecho, en el afan de querer aportar algo útil a quien lo necesite y lo quiera, salir del auto centramiento habitual de los humanos para enfocarse en tareas de soporte al colectivo.
La satisfacción no estriba ni en saber mucho ni en tener mucho, ni en volcarse en todo tipo de placeres mundanos. La satisfacción se produce cuando somos capaces de encajar con el máximo número de personas estableciendo vínculos cordiales, afectuosos y serviciales de reciprocidad mutua. El resto solo son los preparativos para conseguirlo.
Lo que hacemos es lo más importante, pues es nuestro potencial latente en acción, donde ha de revertir en unos frutos que han de dar una recompensa. En la preparación, el esfuerzo de una fase a otra, el desarrollo progresivo, hemos de saborear el proceso con lo que se va produciendo, y sea cual sea la actividad cuanta más intensidad pongamos más capacidad de lograr satisfacción.
Lo que tenemos como recursos en forma de conocimientos y bienes, nos permite acceder a unas determinadas condiciones y prestaciones. Si disponemos de un alto nivel académico las opciones de un trabajo remunerado seran mayores, y si las finanzas son consistentes la capacidad de escoger y más opciones proporcionaran facilidades diversas.
Lo que conseguimos tiene que ver con lo que hacemos y lo que tenemos. El dinamismo facilita mover cosas, dependiendo del enfoque y las facultades para extraer un beneficio.
El tipo de relaciones es tan importante como los otros apartados. En lo que hacemos, tenemos y conseguimos, los otros siempre estan interviniendo, sin su colaboración no podriamos obtener ni el grado de formación conseguido ni ingresos indispensables para una autonomia de movimientos.
A menudo, abstraidos en nuestras pretensiones, no pensamos en el prójimo con suficiente atención y consideración, cuando es gracias a la aportación de cada uno que disponemos de grandes prestaciones y servicios.
La satisfacción ha de venir de la expresión de virtudes en obras de provecho, en el afan de querer aportar algo útil a quien lo necesite y lo quiera, salir del auto centramiento habitual de los humanos para enfocarse en tareas de soporte al colectivo.
La satisfacción no estriba ni en saber mucho ni en tener mucho, ni en volcarse en todo tipo de placeres mundanos. La satisfacción se produce cuando somos capaces de encajar con el máximo número de personas estableciendo vínculos cordiales, afectuosos y serviciales de reciprocidad mutua. El resto solo son los preparativos para conseguirlo.
domingo, 6 de mayo de 2012
SATISFACCIÓN - INSATISFACCIÓN ( III )
Buscamos la satisfacción en factores temporales porque no sabemos encontrar la satisfacción duradera, volviendo enseguida a la insatisfacción precisamente porque lo buscamos en lo transitorio.
Acostumbrados a mirar lo más inmediato, externo, mundano, mucha gente está convencida que si tiene esto o aquello, se sentirá satisfecha. Y sin duda disponer de bienes materiales diversos no es malo, permite unos recursos, una determinada calidad, pero no son una finalidad en ellos mismos, tan solo un medio.
Si vamos a la búsqueda de sentirnos satisfechos con una estabilidad, no hemos de depender de cosas ni personas que ahora estan y despues no. La periferia es para intercambiar, donde se realiza el trabajo, pero todo es como un préstamo que va y viene, nada es de nuestra propiedad exclusiva. Ni familia, ni hijos, ni pareja, los identificamos como "mios" para distinguirlos en relación a otros, pero somos libres. Su función no es proporcionarnos satisfacción, pueden ser un soporte, pero si son mas cercanos en cuanto a vínculo es para un aprendizaje que permita ensanchar horizontes.
Como humanos siempre estamos esperando gestos de todos, que sean más atentos, comprensivos, generosos, justos, serviciales, etc, y justamente si anhelamos recibir todo esto primero lo hemos de cultivar y desarrollar en nosotros mismos transmitiéndolo en nuestras relaciones. Ahora bien, al no mostrar estos atributos debido al habitual egocentrismo generalizado, damos de forma escasa y tambien recibimos en proporciones similares. La cosa es clara, o aumentamos primero la calidad de lo expresado en nosotros, o los intercambios persistiran en el mismo nivel de pobreza.
Comer, beber, juego, vida de lujos, son como bengalas lanzadas al aire, el efecto dura un instante, y al hacerse pensando únicamente en uno mismo, despues del estallido inicial viene el vacío.
No estamos aqui para perseguir quimeras, estamos aqui para descubrir quienes somos, que hemos venido a hacer y comprometernos a realizarlo. Y esto implica acoplar continuamente los objetivos personales con los del colectivo, y solo será viable con una apertura gradual de conciencia, facilitando el cambio de planteamiento que nos enfoca en querer recibir egoistamente por el anhelo de compartir, de dar; pues todo lo que ahora tenemos es consecuencia de multitud de intercambios.
El vacío es no tener, no ser. La plenitud es tener y ser, y en el camino para lograr este tener ha de aumentar el ser a través de movilizar las facultades de forma pertinente.
Si tenemos y somos es porque hemos sabido proceder con acierto en las relaciones efectuadas durante el trayecto. Una parte del mérito es nuestro, la otra de las diversas contribuciones recibidas. Y la satisfacción aumentará cuando la habilidad para equilibrar la balanza sea la tónica imperante.
Acostumbrados a mirar lo más inmediato, externo, mundano, mucha gente está convencida que si tiene esto o aquello, se sentirá satisfecha. Y sin duda disponer de bienes materiales diversos no es malo, permite unos recursos, una determinada calidad, pero no son una finalidad en ellos mismos, tan solo un medio.
Si vamos a la búsqueda de sentirnos satisfechos con una estabilidad, no hemos de depender de cosas ni personas que ahora estan y despues no. La periferia es para intercambiar, donde se realiza el trabajo, pero todo es como un préstamo que va y viene, nada es de nuestra propiedad exclusiva. Ni familia, ni hijos, ni pareja, los identificamos como "mios" para distinguirlos en relación a otros, pero somos libres. Su función no es proporcionarnos satisfacción, pueden ser un soporte, pero si son mas cercanos en cuanto a vínculo es para un aprendizaje que permita ensanchar horizontes.
Como humanos siempre estamos esperando gestos de todos, que sean más atentos, comprensivos, generosos, justos, serviciales, etc, y justamente si anhelamos recibir todo esto primero lo hemos de cultivar y desarrollar en nosotros mismos transmitiéndolo en nuestras relaciones. Ahora bien, al no mostrar estos atributos debido al habitual egocentrismo generalizado, damos de forma escasa y tambien recibimos en proporciones similares. La cosa es clara, o aumentamos primero la calidad de lo expresado en nosotros, o los intercambios persistiran en el mismo nivel de pobreza.
Comer, beber, juego, vida de lujos, son como bengalas lanzadas al aire, el efecto dura un instante, y al hacerse pensando únicamente en uno mismo, despues del estallido inicial viene el vacío.
No estamos aqui para perseguir quimeras, estamos aqui para descubrir quienes somos, que hemos venido a hacer y comprometernos a realizarlo. Y esto implica acoplar continuamente los objetivos personales con los del colectivo, y solo será viable con una apertura gradual de conciencia, facilitando el cambio de planteamiento que nos enfoca en querer recibir egoistamente por el anhelo de compartir, de dar; pues todo lo que ahora tenemos es consecuencia de multitud de intercambios.
El vacío es no tener, no ser. La plenitud es tener y ser, y en el camino para lograr este tener ha de aumentar el ser a través de movilizar las facultades de forma pertinente.
Si tenemos y somos es porque hemos sabido proceder con acierto en las relaciones efectuadas durante el trayecto. Una parte del mérito es nuestro, la otra de las diversas contribuciones recibidas. Y la satisfacción aumentará cuando la habilidad para equilibrar la balanza sea la tónica imperante.
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