viernes, 29 de junio de 2012

Y LOS CAMBIOS DE VERDAD, CUANDO ?

Cambiamos de ropa, de peinado, de móvil, de coche, esto no cuesta demasiado. La cuestión es : a pesar de los cambios efectuados, nosotros nos pulimos, nos percatamos de nuestras mermas, nos sentimos mejor ?
Todo lo que se puede comprar con dinero, lo efímero, podemos experimentarlo con cierta satisfacción, pero solo dura un momento. Una vez ha pasado el efecto de la novedad, aquello pierde valor al perder intensidad.
Como individuos, como sociedad, siempre estamos inmersos en conflictos, cuando no temas laborales es de relaciones, sino de salud o económicos. Es nuestra pobreza interior la que desencadena continuamente problemáticas de todo tipo, que genera desigualdades abismales, que disponiendo de una naturaleza inmensamente rica de donde nos nutrimos, resulta que mucha gente no se puede alimentar, y mucha más vive en la precariedad.
Todos queremos acceder a una calidad en conjunto, pero las mismas acciones no pueden conducir de ninguna manera en esta dirección.
Tenemos políticos donde se supone han de estar al servicio del pueblo, ser un aliado, y resulta que en realidad son delincuentes camuflados, al igual que una trepa de especuladores sin escrúpulos que pueden poner en peligro la estabilidad de lo más elemental.
Las ganancias conseguidas por la tecnologia son muy buenas para trabajar, pero una vez pasamos a otras áreas, seguimos con los mismos dilemas de hace siglos. Poco se ha modificado el carácter humano, pues sigue manteniendo formas salvajes, abusivas, destruyendo lo que convenga con tal de satisfacer unos intereses aberrantes.
Los cambios externos que puedan aportar más equitatividad, la distribución armónica de la riqueza, el acceso al desarrollo global, no nos vendrá ni por un sistema capitalista ni comunista. Solo puede ser factible por un cambio de conciencia a fondo, percatándonos que si tapamos la fuente de donde todos bebemos, todos sucumbiremos, los hiper ricos y los pobres.
El egoismo ancestral del " mientras yo esté bien, los otros ya se apañarán " ha sido el obstáculo permanente para progresar como individuos. Nunca se han resuelto los problemas porque la fuerza ha prevalecido sobre la razón, el bien personal antes que el colectivo, y manteniendo estas pautas es eternizar sin solución los conflictos.
Disponemos de valiosos instrumentos en nosotros, teniendo el libre albedrío de decidir como usarlos, que enfoque darles, observar a priori las consecuencias de las posibles pretensiones. La experiencia particular y ajena, precedentes anteriores, son referentes para organizarnos y decidir la forma idónia de proceder, donde la responsabilidad es nuestra.
Tenemos capacidades para construir grandes proezas, y tambien para grandes barbaridades, donde la diferencia para decantar la balanza en un sentido o en otro que nos lleve al cielo o al infierno en la Tierra depende del planteamiento y la acción con lo que desencadene. - ¿ Hacia donde queremos inclinarnos ?
Hasta ahora lo hemos hecho hacia el infierno, si queremos hacerlo hacia el cielo, primero nos hemos de transformar nosotros, y a partir de aqui extenderlo en la cotidianeidad externa.

martes, 19 de junio de 2012

SOBRE LA TOLERANCIA ( II )

Mucha gente comete errores y no soporta ninguna indicación, reflexión o sugerencia para modificar el comportamiento. El orgullo y el ego son malos consejeros, teniendo en cuenta que el objetivo final de cualquier cometido es acercarse al máximo a la corrección.
Parece como si solo la policia o autoridades pertinentes pudieran advertirlos por que ejercen un rol aceptado socialmente para instaurar el orden. Profesores, los padres mientras se es pequeño, pueden formar parte de este grupo, el resto han de callar las evidencias para no ofender estos irresponsables.
Es cuestión de clarificar las formas incorrectas de aquellos que no soportan quedar al descubierto de sus fechorías, mientras la gente seria y eficiente sufre directamente las consecuencias de procedimientos chapuceros faltos de coherencia, consideración y atención.
Demasiadas personas no dan importancia a la desidia, a la lentitud resolutiva, a tratos indignos, donde por desgracia es un hecho habitual que acaba aburriendo incluso al más luchador. Saben que no son maneras, pero no hacen caso ante la impotencia imperante para cambiarlo.
La gente se ha acostumbrado que no le contesten mensajes, cartas, ni paguen en el tiempo oportuno, por poner solo unos ejemplos. Asistimos a un panorama desolador donde multitud de aspectos no funcionan debido a la mediocridad que hace lo que le parece sin tener en cuenta las consecuencias ni pensar en el prójimo.
Hemos de consentir este cúmulo de incompetencia ? No reaccionar ni tomar medidas ante la baja calidad de acciones o inacciones que perjudica a quien actúa pulcramente ?
Después nos encontramos en las valoraciones personales de cada uno ante situaciones donde unos pueden considerar molesto hacer ruidos, dar golpes u otros inconvenientes, y otros no. Ante la duda un plus de consideración y respeto para una mejor convivencia es lo que se ha de procurar.
No puede ser que mal educados, desconsiderados, se molesten si les pones en evidencia para que se puedan enmendar, y los que reciben las maneras toscas hayan de aguantar y no quejarse. Esta actitud imposibilita la concordia, porque proceder con negligencia, querer la impunidad y no pretender corregirse, conduce directamente a la ruiina.
Todo lo que rompe la armonía, ensucia, va contra el equilibrio natural, lesiona, perjudica, no se ha de tolerar. Es el orden quien ha de imperar y no el caos, la dignidad y no lo contrario. Si consentimos que estos individuos salgan indemnes, es aceptar la degradación como inevitable.
Donde, cuando y como ha de empezar y acabar la tolerancia ?

sábado, 9 de junio de 2012

SOBRE LA TOLERANCIA ( I )

Cuando escuchamos o vemos escrito " tolerancia " malo, pues detrás de la palabra hay alguien que no ha actuado con suficiente corrección.
Estos que van predicando la tolerancia en nombre de una magnanimidad, de una capacidad de empatia, de minimizar los errores, en parte es bueno y en parte es malo. Es bueno por que todos estamos expuestos a no ser siempre impecables, y no se ha de crucificar a nadie si pasa. Y es malo cuando la laxitud rebaja el nivel de exigencia perdiendo calidad.
En realidad el universo no acepta la tolerancia, y solo debemos fijarnos en lo más cercano a nosotros. Si suspendemos un examen hemos de repetirlo si hay otras oportunidades para hacerlo. Si infringimos la ley recibiremos un castigo en forma de multa o prisión según el caso.
Estamos sometidos a la causa y efecto. Según la causa será el efecto. Podemos desviarnos del camino, pero tendremos que asumir las consecuencias en forma de peligros, deterioros y malestar. - Vale la pena no ceñirse a las normas destinadas a proceder con rectitud ? Tanto da, pues hagamos lo que hagamos recogeremos lo sembrado. Si hemos obrado adecuadamente no tendremos problemas y podremos acceder a unos frutos por el trabajo hecho. Si hemos transgredido las leyes naturales que se respaldan en la armonia, nos meteremos en complicaciones, surgiran dificultades, y en lugar de frutos lo que tendremos seran pérdidas.
Se ha de ser condescendiente con quien se encuentra al inicio de un nuevo aprendizaje, precisa un rodaje a base de instrucción y práctica, y lo que no se domina al principio se podrá al cabo del tiempo. No obstante, en el proceso que va del desconocimiento inicial al conocimiento posterior, ha de haber una exigencia, pues si no es así no será posible avanzar.
La tolerancia surgida de la comprensión ha de ser puntual y con un fundamento detrás que lo sostenga, en caso contrario vendría a ser como premiar al infractor dejando via libre para que haga lo que quiera sin consecuencias.
El término adecuado en según que situaciones teniendo en cuenta los diferentes niveles evolutivos y culturales es " aceptar ". Aceptar que hay diferencias, que las facultades no son las mismas para todos, que el grado de inteligencia y sensibilidad determina la actitud, que el más sensato es quien puede entender quien lo es menos, que cada uno es libre de pensar como quiera, pero a la hora de actuar con la incidencia de nuestros actos, hemos de ceñirnos a unos preceptos para que impere la civilidad.