Si queremos disponer del máximo de condiciones satisfactorias, hemos de preparar el terreno que lo haga viable. Conseguirlo supone cultivar diversos apartados en nosotros que sean herramientas útiles, aprovechando los valores que pueden ofrecernos los tres componentes de donde extraemos los referentes : pensamiento, sentimiento y acción.
El primer punto donde se ha de poner énfasis es observar. Es primordial saber ver, los componentes que intervienen, características y función.
A continuación se ha de reflexionar. Que tenemos, que pretendemos, la viabilidad del propósito, y como proceder para lograr lo deseado.
Comparar vendria a continuación. Contrastar lo existente con lo forjado en un pasado y fijar un plan que nos catapulte al futuro. Decidir que necesitamos para conseguir el objetivo y actuar para concretarlo.
Todos anhelamos un bienestar, pero no llega solo, se ha de edificar paso a paso en los variados componentes cotidianos.
La inteligencia, a través del discernimiento, organiza y hace de referente. Las ideas y palabras elaboran la estrategia, donde la acción ha de dar sentido y consistencia.
La claridad y amplitud de miras permiten planteamientos pulidos, otorgando más posibilidades realizadoras.
Es importante instaurar la paz interior, que facilita la visión más nítida de nosotros, del prójimo y el entorno para posicionarnos debidamente.
La auto estima y el valor dado a los proyectos, es el combustible que ha de moviilizarnos y perseverar en el anhelo.
Voluntad, fundamental para la plasmación en hechos de lo que se quiera conseguir, reforzando la ejecución en los diversos tramos para preservar las condiciones precisas requeridas en el proceso.
Propósito. Cualquier proyecto se ha de dotar de dirección y finalidad, de lo contrario es inutil. Toda realización es una idea plasmada en una obra.
Armonia como sintesis de las diversas aportaciones que ha de estar presente en cada una. Es una cuestión de saber, querer y hacer. La armonia es el indicador que hacemos lo correcto.
Y evidentemente paciencia. Cada cosa tiene unas peculiaridades, un tratamiento y desarrollo, se trata de no precipitar la cadena de sucesivos acontecimientos para que la semilla culmine en el fruto en el ámbito propuesto.
Este blog no pretende emular a los grandes pensadores clásicos, sino sólo unas breves exposiciones que puedan llegar a todo tipo de personas.
lunes, 29 de octubre de 2012
viernes, 19 de octubre de 2012
FAMILIA ( IV )
Para cubrir las demandas sociales es preciso que mucha gente sienta la necesidad de tener hijos para asegurar la cobertura de servicios. Además, el relevo generacional es fundamental para la continuidad de lo esencial.
Si tenemos en cuenta que la paternidad es uno de los actos de mayor responsabilidad, es indispensable clarificar muy bien que motivo produce el impulso y cual puede ser su incidencia. Percatarse si solo es una " ilusión " con la magnitud que representa, o bien pensando en educarlos para aportar grandes personas a la sociedad. Dudo que este segundo punto lo piense mucha gente.
Los padres son un medio, donde la palabra " mi " relacionada a los hijos es simplemente idenficativa respecto a otras personas. No es que sean creadores, son reproductores para que una gran cadena de enlaces más allá de nuestra percepción consciente, pueda realizar un propósito de orden cósmico.
Tener hijos condiciona la libertad, el espacio, el tiempo y los recursos, por tanto antes de quedar hipotecados indefinidamente deberíamos pensar intensamente si se está preparado, que consecuencias tendría y si la finalidad será edificante globalmente.
La focalización en lo mundano es lo que genera el anhelo de querer hijos, y se han de preveer las connotaciones de todo lo que comporta.
En realidad la función padres/hijos es cumplir un encaje que permita afrontar un karma determinado, donde la mayor parte de veces se vive inconscientemente sin posibilidad de aprendizaje ni de corrección.
Si nos fijamos en el nivel evolutivo humano, no es de extrañar la baja capacidad paterna para saber inculcar a los hijos valores de disciplina, responsabilidad y respeto hacia el prójimo. Y a pesar de todo aún prevalece el orden, sin encontrar las formas óptimas que enderecen los múltiples factores problemáticos sociales.
Si queremos de verdad un mundo mejor, primero hemos de cultivar la perfección en uno mismo, y despues ya pensaremos en si es conveniente o no traer hijos al mundo. Un acto de esta trascendencia exige personas sensatas para abarcar la magnitud del hecho. Antes de llevar a cabo una acción se ha de pensar las consecuencias a corto y largo plazo, cara a nosotros y el colectivo. Somos responsables de lo que hacemos y de todo lo que pasa.
Si tenemos en cuenta que la paternidad es uno de los actos de mayor responsabilidad, es indispensable clarificar muy bien que motivo produce el impulso y cual puede ser su incidencia. Percatarse si solo es una " ilusión " con la magnitud que representa, o bien pensando en educarlos para aportar grandes personas a la sociedad. Dudo que este segundo punto lo piense mucha gente.
Los padres son un medio, donde la palabra " mi " relacionada a los hijos es simplemente idenficativa respecto a otras personas. No es que sean creadores, son reproductores para que una gran cadena de enlaces más allá de nuestra percepción consciente, pueda realizar un propósito de orden cósmico.
Tener hijos condiciona la libertad, el espacio, el tiempo y los recursos, por tanto antes de quedar hipotecados indefinidamente deberíamos pensar intensamente si se está preparado, que consecuencias tendría y si la finalidad será edificante globalmente.
La focalización en lo mundano es lo que genera el anhelo de querer hijos, y se han de preveer las connotaciones de todo lo que comporta.
En realidad la función padres/hijos es cumplir un encaje que permita afrontar un karma determinado, donde la mayor parte de veces se vive inconscientemente sin posibilidad de aprendizaje ni de corrección.
Si nos fijamos en el nivel evolutivo humano, no es de extrañar la baja capacidad paterna para saber inculcar a los hijos valores de disciplina, responsabilidad y respeto hacia el prójimo. Y a pesar de todo aún prevalece el orden, sin encontrar las formas óptimas que enderecen los múltiples factores problemáticos sociales.
Si queremos de verdad un mundo mejor, primero hemos de cultivar la perfección en uno mismo, y despues ya pensaremos en si es conveniente o no traer hijos al mundo. Un acto de esta trascendencia exige personas sensatas para abarcar la magnitud del hecho. Antes de llevar a cabo una acción se ha de pensar las consecuencias a corto y largo plazo, cara a nosotros y el colectivo. Somos responsables de lo que hacemos y de todo lo que pasa.
martes, 9 de octubre de 2012
FAMILIA ( III )
Los padres son el referente que ha de enseñarnos a comportar en sociedad. De la inconciencia del nacimiento hemos de pasar a una mínima conciencia para saber que queremos y como actuar con eficacia. A tal fin es primordial adquirir formación, y que los padres aporten una concepción madura de la vida, para transmitir valores que reviertan en un beneficio común.
A pesar de la jerarquia familiar, este hecho no ha de suponer sumisión ni dominio, sencillamente un trato justo, tratándose con dignidad entre todos.
Los hijos no son propiedad de los padres, todos somos libres. El rol de los padres es ejercer de intermediarios físicos para que cada uno lleve a cabo la función específica a realizar.
La familia, por sus connotaciones, son las personas mas remarcables, por lazos, convivencia y vínculos establecidos. Las influencias recibidas se pondran de manifiesto en la manera de proceder. No obstante, solo es la base, el punto de referencia, pues individualmente somos diferentes con las respectivas peculiaridades que transmitimos a la sociedad.
El crecimiento es pasar de una dependencia a una independencia, de una ignorancia a un aprendizaje. Los padres proporcionan nutrición, y tambien han de ser un apoyo en lo mental y emocional.
A medida adquirimos mayor autonomia, la familia pasa a ocupar un lugar mas secundario, hasta formar una nueva si es el caso.
La organización en pequeñas parcelas facilita la concentración, un mejor funcionamiento al centrarnos en lo que podemos abastecer. Y aquello que necesitamos y hemos de buscar fuera, nos lo proporcionan otros grupos, donde todos juntos hacemos de intermediarios.
La división en infinidad de familias facilita el orden, de lo contrario habría una dispersión imposibilitando el buen funcionamiento de las partes y el conjunto.
Todo tiene su razón de ser, se trata de saber acoplarnos, y en el papel de padres e hijos se produce un enseñar y aprender mutuos.
A través de las experiencias se generan nuevos retos que ponen a prueba los integrantes del núcleo familiar, y el mérito consiste en encontrar la expresión adecuada en cada caso para unos intercambios fluídos. La colaboración, diálogo y entendimiento, han de ser el objetivo para superar disonancias donde la buena convivencia se convierta en realidad.
A pesar de la jerarquia familiar, este hecho no ha de suponer sumisión ni dominio, sencillamente un trato justo, tratándose con dignidad entre todos.
Los hijos no son propiedad de los padres, todos somos libres. El rol de los padres es ejercer de intermediarios físicos para que cada uno lleve a cabo la función específica a realizar.
La familia, por sus connotaciones, son las personas mas remarcables, por lazos, convivencia y vínculos establecidos. Las influencias recibidas se pondran de manifiesto en la manera de proceder. No obstante, solo es la base, el punto de referencia, pues individualmente somos diferentes con las respectivas peculiaridades que transmitimos a la sociedad.
El crecimiento es pasar de una dependencia a una independencia, de una ignorancia a un aprendizaje. Los padres proporcionan nutrición, y tambien han de ser un apoyo en lo mental y emocional.
A medida adquirimos mayor autonomia, la familia pasa a ocupar un lugar mas secundario, hasta formar una nueva si es el caso.
La organización en pequeñas parcelas facilita la concentración, un mejor funcionamiento al centrarnos en lo que podemos abastecer. Y aquello que necesitamos y hemos de buscar fuera, nos lo proporcionan otros grupos, donde todos juntos hacemos de intermediarios.
La división en infinidad de familias facilita el orden, de lo contrario habría una dispersión imposibilitando el buen funcionamiento de las partes y el conjunto.
Todo tiene su razón de ser, se trata de saber acoplarnos, y en el papel de padres e hijos se produce un enseñar y aprender mutuos.
A través de las experiencias se generan nuevos retos que ponen a prueba los integrantes del núcleo familiar, y el mérito consiste en encontrar la expresión adecuada en cada caso para unos intercambios fluídos. La colaboración, diálogo y entendimiento, han de ser el objetivo para superar disonancias donde la buena convivencia se convierta en realidad.
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