" Por sus actos los conoceréis " Las acciones denotan el nivel del ejecutor, y según sean pueden llevar al éxito o al fracaso.
Proceder con pulcritud exige una formación, una disposición, hacer de los conocimientos herramientas al servicio de la introducción de calidad en las palabras y en las obras.
Sabiduría no es solo saber, es adoptar el tono, la postura óptima en cada circunstancia. Comportarse dotando de eficacia los planteamientos y el resultado.
Conseguir una expansión contínua pide tiempo y experiencias, donde la diferencia entre la mediocridad y la genialidad radica en las aptitudes, extrayendo un provecho a base de un anhelo de superación dotándose de los instrumentos que faciliten un plus respecto a la media.
Saber hacer, saber estar. Entender con la cabeza y con el corazón, pensar y sentir, de lo contrario no se puede catalogar como tal si falta alguno de estos aspectos.
Cuesta mucho conocer sabios, pues la notoriedad mundana no es una cosa que les cautive. Prefieren pasar desapercibidos contribuyendo en lo que puedan en la sociedad, observando, aprendiendo y transformándose para convertirse en individuos más correctos en todos los sentidos.
Lo que predomina es la superficialidad, la mínima preparación para obtener un dinero, sin expectativas de profundizar a fondo en uno mismo ni en desear un desarrollo integral más allá de lo que prevalece en el ambiente circundante. La baja auto exigencia impide conseguir los medios aportadores de mayor entendimiento y facultades asociados a la sabiduría.
Si la sabiduría es sinónimo de capacidad, la necedad es justo lo opuesto. Amplitud de miras contrastada con la estrechez, visión en perspectiva contra dificultad de discernir con coherencia. Estas deficiencias son las que hacen expresarse de forma chapucera, precisamente por la falta de calidad en las maneras.
La ausencia de refinamiento, argumentos pobres o erróneos, irreflexión al no preveer las consecuencias de lo que se dice o hace, comporta criterios equivocados que a menudo en vez de soluciones genera problemas.
El sabio facilita las cosas, el necio las dificulta. La comprensión del primero es incomprensión en el segundo. La claridad y recursos del sabio es oscuridad y pobreza en el necio. En medio hay una gran masa que no es ni una cosa ni otra, pero si la balanza se ha decantar convendría que lo hiciera hacia la sabiduría para que ganásemos todos.
UNA REFLEXIÓN:
ResponderEliminarSaber hacer, saber estar, saber escuchar...
Entender con la cabeza y el corazón (limpios) para no "prejuzgar" a nadie. Eso también es a mi entender una actitud SABIA