Los cuerpos superiores se han de sintonizar con unos requisitos especiales que hemos de adquirir. El primer paso es tener aspiraciones elevadas, si no surge en nosotros el deseo, no podrá aflorar el potencial por falta de los revulsivos indispensables. El segundo paso es saber que herramientas son precisas para establecer conexiones. A partir de aqui dinamizar la voluntad al servicio de una causa encaminada a la mejora continua de todo tipo de expresiones.
Los cuerpos inferiores se concentran en temas materiales, en lo transitorio. Los cuerpos superiores se concentran en temas espirituales, en lo eterno. A través del cuerpo físico y su mantenimiento, hemos de nutrirnos de los factores que permitan las condiciones pertinentes para nuestra función en el colectivo, pero el impulso y el objetivo han de apuntar hacia un alto ideal.
Si los intereses son estrictamente mundanos, no recibiremos las inspiraciones ni dispondremos de la claridad y perspectiva para vivir más allá de lo estrictamente elemental. Los cuerpos superiores son los que nos empujan a querer ser más que simples individuos, a atraer lo intangible que es donde radica la satisfacción de lo experimentado en el mundo material.
El cuerpo átmico canaliza la energia de la voluntad de donde emergen los objetivos de nuestro propósito existencial. El cuerpo físico es la expresión manifiesta de lo que emana del cuerpo átmico. Si nos conformamos en abarcar la estricta subsistencia, entonces no se movilizará la fuerza contenida en el cuerpo átmico.
El cuerpo búdico es quien nos hace percatar de la necesidad de cuidar y ayudar a los otros. Si todos pensaramos así en atender y socorrer al prójimo, inmediatamente se acabarian los conflictos y las carencias.
En vez de pensar en los propios intereses poniendo la individualidad a un lado y el resto a parte, velar todos por todos cubriendo las necesidades de cada uno con un soporte permanente en que la globalidad mantenga las unidades en beneficio mutuo.
El cuerpo causal es el receptáculo del conocimiento superior, todo lo grande y noble pasa a formar parte de la substancia del cuerpo causal. Entender los principios y los desencadenantes, facilita adoptar la postura apropiada para armonizar las partes con el conjunto.
Los cuerpos inferiores nos hacen centrar en las demandas particulares. Los cuerpos superiores se enfocan en la unidad para conectar con la fuente y propósito ulterior.
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