domingo, 29 de septiembre de 2013

DECISIONES

Decidir implica el enlace entre el momento actual y sus circunstancias, con la configuración de una nueva situación que comportará una variante.
Decidir supone optar entre una o diversas opciones, se trata de escoger en cada caso lo que sea más adecuado de acuerdo a diferentes parámetros.
Las preguntas asiduas de que queremos, que necesitamos, nos inclinan a decantarnos hacia áreas bastante definidas con las condiciones, instrumentos y posibilidades de cada una. Habrá temas relevantes por su impacto, por la longitud del proceso, y otras de corta duración. La cuestión es saber ubicarse con los movimientos oportunos por las consecuencias que se deriven, lo que exige precisión a fin de obtener una ventaja de lo dinamizado.
El buen funcionamiento en cualquier ámbito es un conjunto de decisiones prévias y de lo que expresamos en el presente con su reflejo posterior. No podemos hacer pasos en falso, por tanto antes de decidir hemos de clarificar cual es la intención, si es conveniente, a donde puede llevarnos, la incidencia en los implicados si los hay, observar el margen de maniobra, y tomar una determinación asumiendo la responsabilidad.
La rutina diaria nos hace actuar por inercia debido a la repetitividad, no es preciso dirimir si escogemos esto o aquello, sencillamente ejecutamos actos mecánicos.
Generalmente la mayoría de decisiones tienen una incidencia relativa, y aunque supongan cambios permiten mantener lo esencial de forma estable.
El grado de madurez y de instrucción , refuerza la capacidad para acertar la decisión. El margen de acierto o error es directamente proporcional a la claridad, al amplio discernimiento y las pretensiones nobles o innobles que se persigan.
Hay ocasiones donde se deberá ser ágil, preciso, otras dispondremos de tiempo para escoger que y como. Una vigilancia continua que facilite la armonia individual y el encaje externo, donde todo cuenta, desde el detalle más insignificante al más grandilocuente.
La vida está hecha de momentos donde acontecen sucesos múltiples, y sean impactantes y recordados, indiferentes y olvidados, tienen en común que son consecuencia de decisiones.

jueves, 19 de septiembre de 2013

ACERCARSE - ALEJARSE

Cuando nos acercamos a nos alejamos de, y no solo en el aspecto físico, en cualquier contexto. No es posible estar en dos lugares a la vez, lo que nos lleva a decidir continuamente las acciones a efectuar de acuerdo a unos propósitos.
Si queremos conseguir un objetivo determinado hemos de saber la manera de ejecutar los pasos oportunos que nos acerquen. Habrá factores de efectos inmediatos y otros requeriran un tiempo, en ambos el elemento común es el movimiento y el encaje de unos intermediarios entre idea y realización, sujeto y objeto.
Acercarse a lo que queremos, lo que nos gusta. Alejarse de lo que desagrada, de lo no adecuado. Siempre hemos de estar sospesando entre las dos tendencias para decidir la estrategia a adoptar que facilite generar las condiciones óptimas. De hecho todas las pruebas giran alrededor de esta polaridad, inclinarse hacia un lado o el otro con las consencuencias que se pueden derivar.
Tomamos muchas decisiones, unas de más envergadura, otras insignificantes, y esto implica valorar pros y contras, y el acierto en el planteamiento, en la decisión, depende del grado de comprensión, de amplitud de miras, del equilibrio global. Como establecer contactos es la clave para el éxito o el fracaso.
Acercarse puede significar parte del trayecto realizado, interés por alguien demostrado de formas diversas, acortando distancias con una finalidad específica.
Alejarse del objetivo, de lo previsto, mostrarse indiferente, distante.
Acercarse o alejarse puede ser bueno o malo, donde nos conduzca nos dará la respuesta. Lo que parece una ventaja o un perjuicio vendrá determinado por los precedentes y las diferencias aportadas en un contexto de cambio.
Nos hemos de acercar a todo aquello que facilite expresiones más elevadas en nosotros, a lo que refuerce las virtudes, a lo que introduzca valores armónicos, a contactos auténticos, cordiales, a relaciones enriquecedoras y gratificantes. Nos hemos de alejar de lo opuesto, de lo que nos hace caer en un nivel bajo, de los defectos, de comportamientos conflictivos, de relaciones vacías de contenido. La balanza la hemos de decantar mediante lo que pensamos, lo que sentimos y lo que hacemos. Depende exclusivamente de nosotros.

lunes, 9 de septiembre de 2013

CAMBIO DE TENDENCIAS

Si diversas acciones reiterativas no aportan un resultado positivo, es cuestión de observar el planteamiento y ver si generamos armonia o discordia, si los esfuerzos son inútiles al no obtener lo que pensábamos.
La inercia, la falta de reflexión, el convencimiento de estar acertados en el proceder, la urgencia en ver los frutos, hace repetir una y otra vez pautas que no nos conducen al objetivo ni son eficientes. Ante los tropiezos constantes, se impone un alto que permita verificar donde se produce el error, y a partir de aqui si lo sabemos descubrir, cambiar los patrones incorrectos por los correctos.
Aquellos que tienden fácilmente a dar excusas, han de ser valientes y afrontar, comprobando que no hay peligro, y que despues la sensación de bienestar es mucho mejor que el gusto agridulce provocado por evitar conflictos hipotéticos.
Después está el grupo inclinado a posponer casi como un mecanismo automático. Esta postura no resuelve el tema en el presente y lo acumula con otros que surgen a continuación. Si se ha tomado una decisión para llevar a cabo un encuentro o reunion, se ha de ser diligente para concluirlo, evidenciado así la eficacia, tratando a la otra parte con consideración; pues varias posposiciones es señal de indiferencia y poca valoración del interlocutor.
Otros se inclinan por la mentira. Siempre encuentran justificaciones aunque no se aguanten por ningun lado, adoptando una postura defensiva para no encarar los hechos con la verdad.
La falsedad nunca es un buen sistema, y las mentiras solo son aceptables en casos extremos, en hechos intrascendentes según contexto y la persona.
Proponer y no hacer, generar expectativas que no se llevan a cabo, encender fuegos que se apagan por la inacción, porque no hay un deseo real, solo un aparentar de palabra que manifiesta falta de entusiasmo y de compromiso, dejando una sensación de informalidad de quien propone.
Hemos de ser decididos, sinceros, confiar en los procesos, mostrarnos auténticos, pues si no lo somos las barreras mantendran obstáculos que impediran conexiones verdaderas y satisfactorias, quedando atrapados en el laberinto del vacío irresolutivo.