En todo lo que llevamos a cabo hay una bipolaridad. Abrir / cerrar ; empezar / terminar ; subir / bajar ; ir / volver ; llenar / vaciar ; hacer / deshacer.
La trama ocurre en el medio entre un inicio y un final, que es donde perseguimos algun tipo de objetivo, lo que impulsa a movernos. Conseguir un provecho de la acción es el factor vitalizador. El deseo, la necesidad, el compromiso, es quien dinamiza todos los movimientos de la diversidad de frentes donde estamos inmersos.
De todo lo realizado solo quedan recuerdos sintéticos y una substancia que nutre en ocasiones al pensamiento, otras la parte afectiva y algunas el cuerpo físico.
El marcador lo hemos de poner contínuamente a cero a diario en las constantes situaciones duales que forman parte de una unidad.
Partimos de un punto y nos dirigimos a otro, el proceso no canvia nunca, yendo a la búsqueda de un propósito, ya que sin la pretensión de lograr alguna cosa no nos movilizariamos. Es preciso que haya alguna carencia, un anhelo, esenciales para el esfuerzo y superación.
La cuestión es : ¿ sabemos aprovechar el potencial de lo experimentado ? ¿ las constantes repeticiones cotidianas las hacemos con inercia vacías de contenido, sin saborearlas ni incrementando el potencial ?
Limitados por las obligaciones, se funciona de manera bastante automática. Lo que manipulamos, los recursos de que disponemos nos sirven de intermediarios en las variadas pretensiones y demandas a cubrir.
A menudo no tenemos conciencia de las riquezas que nos rodean, de lo que recibimos constantemente a través de terceros, y esta visión reducida nos hace pensar en pequeño, y en consecuencia lo recibido tambien lo es.
Los inicios y finales son constantes, estamos persiguiendo todo tipo de objetivos, pero focalizados en el resultado, en la tarea acabada, no nos sumergimos en el desarrollo del proceso que es el constructor del eterno presente.
En el medio sucede la historia, el desencadenante de lo que comporta pérdidas o ganancias, bienestar o malestar, donde nos jugamos las condiciones de futuros inmediatos.
Problemáticas, conflictos, muchos temas a resolver a nivel individual y colectivo. Hemos de observar la causa, descubrir el origen, y hacer lo posible para revertir las situaciones caóticas instaurando el orden.
De lo que hacemos y como lo hacemos entre dos extremos depende absolutamente todo, a favor o en contra, para bien o para mal.
Este blog no pretende emular a los grandes pensadores clásicos, sino sólo unas breves exposiciones que puedan llegar a todo tipo de personas.
sábado, 29 de marzo de 2014
miércoles, 19 de marzo de 2014
TROPEZAR
El objetivo de lo realizado y de lo que queremos es proceder con acierto para obtener un desenlace favorable, pero no estamos en disposición de saberlo todo, ni tenemos la misma habilidad en diferentes facetas. Saber donde se encuentra lo correcto y donde lo incorrecto es un trabajo que siempre nos acompaña, pues aquí radica decantar la balanza a favor o en contra.
En un proceso pueden haber varias etapas, una previsible y una imprevisible. Una parte depende de nosotros, y la otra de factores externos no controlados. Para conseguir el propósito hemos de estar preparados, pero siempre hay un inicio donde se parte de cero, y los errores se producen por desconocimiento, falta de atención o movimientos no sincronizados.
El hecho de tropezar puede suponer consecuencias graves, leves o sin efecto, se trata de observar el detonante y tomar las medidas oportunas para corregir lo que se pueda de una situación pasada o de futuras con características similares.
Tanto a nivel individual como colectivo se van repitiendo pautas ancestrales inservibles. Comportamientos que han ocasionado malestar, fricciones, pérdidas, y por más reiterativo que haya sido se siguen manteniendo las mismas pautas. En vez de pararse, reflexionar, ver donde se produce el desajuste, empujados por los deseos egoistas y una visión limitada se perpetuan procedimientos inútiles. ¿ Estas personas quieren realmente bienestar ?
Con planteamientos interesados, pendientes del propio beneficio, los tropiezos no se podran subsanar, pues toda interacción implica la intervención de dos partes dando y recibiendo, y si hay un desequilibrio en este sentido la armonía y el trato justo no será posible.
La raíz de los errores tiene diversas vertientes. Errores conscientes reconociéndolos, o inconscientes por los motivos que sea. Errores de buena fe donde la situación nos supera, y de mala fe donde la persona cree ha de decir o hacer determinada acción por sus conceptos, ideas y valores, donde la negatividad y el perjuicio causado a terceros reflejan claramente la incorrección.
El paso del tiempo debería servir para ampliar la panorámica y actuar mucho mejor, pero la realidad nos muestra que no aprovechamos las experiencias.
Tropezar es una oportunidad, y extraer un beneficio el objetivo. Ver sin ver, oir sin escuchar, actuar sin preveer las consecuencias, aquí es donde está la clave de ir perpetuando errores y así continuará hasta no pasar al otro extremo de claridad.
En un proceso pueden haber varias etapas, una previsible y una imprevisible. Una parte depende de nosotros, y la otra de factores externos no controlados. Para conseguir el propósito hemos de estar preparados, pero siempre hay un inicio donde se parte de cero, y los errores se producen por desconocimiento, falta de atención o movimientos no sincronizados.
El hecho de tropezar puede suponer consecuencias graves, leves o sin efecto, se trata de observar el detonante y tomar las medidas oportunas para corregir lo que se pueda de una situación pasada o de futuras con características similares.
Tanto a nivel individual como colectivo se van repitiendo pautas ancestrales inservibles. Comportamientos que han ocasionado malestar, fricciones, pérdidas, y por más reiterativo que haya sido se siguen manteniendo las mismas pautas. En vez de pararse, reflexionar, ver donde se produce el desajuste, empujados por los deseos egoistas y una visión limitada se perpetuan procedimientos inútiles. ¿ Estas personas quieren realmente bienestar ?
Con planteamientos interesados, pendientes del propio beneficio, los tropiezos no se podran subsanar, pues toda interacción implica la intervención de dos partes dando y recibiendo, y si hay un desequilibrio en este sentido la armonía y el trato justo no será posible.
La raíz de los errores tiene diversas vertientes. Errores conscientes reconociéndolos, o inconscientes por los motivos que sea. Errores de buena fe donde la situación nos supera, y de mala fe donde la persona cree ha de decir o hacer determinada acción por sus conceptos, ideas y valores, donde la negatividad y el perjuicio causado a terceros reflejan claramente la incorrección.
El paso del tiempo debería servir para ampliar la panorámica y actuar mucho mejor, pero la realidad nos muestra que no aprovechamos las experiencias.
Tropezar es una oportunidad, y extraer un beneficio el objetivo. Ver sin ver, oir sin escuchar, actuar sin preveer las consecuencias, aquí es donde está la clave de ir perpetuando errores y así continuará hasta no pasar al otro extremo de claridad.
domingo, 9 de marzo de 2014
CONEXIÓN DESCONECTADA
La imagen social aparente es que tenemos muchos contactos. Mensajes arriba y abajo, diversas redes, donde todo en conjunto es paja.
¿ Cuantos de estos contactos aportan realmente una comunicación recíproca con substáncia ? ¿ Cuantas amistades son realmente sentidas ?
La cantidad de interacciones es indiscutible, pero esto no implica una calidad. Para que haya calidad se ha de ofrecer lo mejor de nosotros, y la superficialidad imperante no permite aflorar expresiones revitalizadoras en los intercambios.
La mayoría de relaciones estan impulsadas por el interés, y pensando solo en el propio beneficio no se pueden edificar vínculos sólidos. Lo transmitido es el reflejo del potencial actual, y si este es más bien bajo esto es lo que ofrecemos a los demás.
Por regla general se van tratando temas banales que no van a ningún lado para llenar el silencio. Cada dia lo constatamos, en el trabajo, con la familia, pareja y en general. No hay una verdadera apertura hacia el otro, ni de ideas ni de sentimientos.
Si las dos partes no se involucran no es posible una conexión. No es cuestión de hablar, sino descifrar el contenido de las palabras con su componente, tanto mental como emocional, y ejerciendo de oyentes, preocupados sinceramente por el otro, extraer de la conversación material útil para el emisor y el receptor. Este debería ser el objetivo.
La inercia nos hace inconscientes, a menudo irreflexivos, actuando de acuerdo a unas costumbres, por unas fechas y lo que representan, y vibrar con lo que hacemos exige atención, conocimiento y entusiasmo.
La baja intensidad mostrada habitualmente en lo ejecutado, es el principal obstáculo para tener experiencias cautivadoras. No queremos riesgos, ni tratar según que temas, el miedo nos tenaza dejando escapar oportunidades contínuamente.
Como se contacta indica el tipo de persona. Mucha gente dice de palabra que hará y después no hace. Que preparan un encuentro que nunca llega. Llamadas, cartas que no contestan. Indiferencia, frialdad, esta es la actitud adoptada por un grupo cada vez más numeroso.
Amistades que en realidad no lo son. Acercamiento solo por interés. Afectuosidad falsa.
¿ Cuantos de entre todos los conocidos son realmente sinceros en lo que manifiestan ? ¿ Con cuantas personas somos capaces de mostrarnos tal cual somos ? ¿ A cuantos queremos auténticamente y cuantos nos quieren ? ¿ A quien conocemos en esencia ? ¿ Este tipo de conexión desconectada es lo que queremos ?
Podemos establecer muchas y variadas conexiones, que en el fondo señalan la gran desconexión entre todos.
¿ Cuantos de estos contactos aportan realmente una comunicación recíproca con substáncia ? ¿ Cuantas amistades son realmente sentidas ?
La cantidad de interacciones es indiscutible, pero esto no implica una calidad. Para que haya calidad se ha de ofrecer lo mejor de nosotros, y la superficialidad imperante no permite aflorar expresiones revitalizadoras en los intercambios.
La mayoría de relaciones estan impulsadas por el interés, y pensando solo en el propio beneficio no se pueden edificar vínculos sólidos. Lo transmitido es el reflejo del potencial actual, y si este es más bien bajo esto es lo que ofrecemos a los demás.
Por regla general se van tratando temas banales que no van a ningún lado para llenar el silencio. Cada dia lo constatamos, en el trabajo, con la familia, pareja y en general. No hay una verdadera apertura hacia el otro, ni de ideas ni de sentimientos.
Si las dos partes no se involucran no es posible una conexión. No es cuestión de hablar, sino descifrar el contenido de las palabras con su componente, tanto mental como emocional, y ejerciendo de oyentes, preocupados sinceramente por el otro, extraer de la conversación material útil para el emisor y el receptor. Este debería ser el objetivo.
La inercia nos hace inconscientes, a menudo irreflexivos, actuando de acuerdo a unas costumbres, por unas fechas y lo que representan, y vibrar con lo que hacemos exige atención, conocimiento y entusiasmo.
La baja intensidad mostrada habitualmente en lo ejecutado, es el principal obstáculo para tener experiencias cautivadoras. No queremos riesgos, ni tratar según que temas, el miedo nos tenaza dejando escapar oportunidades contínuamente.
Como se contacta indica el tipo de persona. Mucha gente dice de palabra que hará y después no hace. Que preparan un encuentro que nunca llega. Llamadas, cartas que no contestan. Indiferencia, frialdad, esta es la actitud adoptada por un grupo cada vez más numeroso.
Amistades que en realidad no lo son. Acercamiento solo por interés. Afectuosidad falsa.
¿ Cuantos de entre todos los conocidos son realmente sinceros en lo que manifiestan ? ¿ Con cuantas personas somos capaces de mostrarnos tal cual somos ? ¿ A cuantos queremos auténticamente y cuantos nos quieren ? ¿ A quien conocemos en esencia ? ¿ Este tipo de conexión desconectada es lo que queremos ?
Podemos establecer muchas y variadas conexiones, que en el fondo señalan la gran desconexión entre todos.
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