El objetivo de lo realizado y de lo que queremos es proceder con acierto para obtener un desenlace favorable, pero no estamos en disposición de saberlo todo, ni tenemos la misma habilidad en diferentes facetas. Saber donde se encuentra lo correcto y donde lo incorrecto es un trabajo que siempre nos acompaña, pues aquí radica decantar la balanza a favor o en contra.
En un proceso pueden haber varias etapas, una previsible y una imprevisible. Una parte depende de nosotros, y la otra de factores externos no controlados. Para conseguir el propósito hemos de estar preparados, pero siempre hay un inicio donde se parte de cero, y los errores se producen por desconocimiento, falta de atención o movimientos no sincronizados.
El hecho de tropezar puede suponer consecuencias graves, leves o sin efecto, se trata de observar el detonante y tomar las medidas oportunas para corregir lo que se pueda de una situación pasada o de futuras con características similares.
Tanto a nivel individual como colectivo se van repitiendo pautas ancestrales inservibles. Comportamientos que han ocasionado malestar, fricciones, pérdidas, y por más reiterativo que haya sido se siguen manteniendo las mismas pautas. En vez de pararse, reflexionar, ver donde se produce el desajuste, empujados por los deseos egoistas y una visión limitada se perpetuan procedimientos inútiles. ¿ Estas personas quieren realmente bienestar ?
Con planteamientos interesados, pendientes del propio beneficio, los tropiezos no se podran subsanar, pues toda interacción implica la intervención de dos partes dando y recibiendo, y si hay un desequilibrio en este sentido la armonía y el trato justo no será posible.
La raíz de los errores tiene diversas vertientes. Errores conscientes reconociéndolos, o inconscientes por los motivos que sea. Errores de buena fe donde la situación nos supera, y de mala fe donde la persona cree ha de decir o hacer determinada acción por sus conceptos, ideas y valores, donde la negatividad y el perjuicio causado a terceros reflejan claramente la incorrección.
El paso del tiempo debería servir para ampliar la panorámica y actuar mucho mejor, pero la realidad nos muestra que no aprovechamos las experiencias.
Tropezar es una oportunidad, y extraer un beneficio el objetivo. Ver sin ver, oir sin escuchar, actuar sin preveer las consecuencias, aquí es donde está la clave de ir perpetuando errores y así continuará hasta no pasar al otro extremo de claridad.
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