El orgullo es un absurdo que sobredimensiona los propios valores, y según esta creencia tampoco se toleran ciertas posturas de otros que el individuo cataloga de no aceptables debido a su auto importancia.
Lejos de creer que el orgullo es un activo, lo que ocasiona son separaciones y pérdidas. Ponerse en un pedestal por alguna facilidad ejecutora es una falsa y exagerada valoración sobre determinadas habilidades.
La fuente de nuestras adquisiciones es el Creador, nosotros solo somos un canal, y los " éxitos " son el mérito de haber conectado, expresándolo con palabras o acciones. Por más virtudes adquiridas, serán pequeñas ante el desconocimiento de las que hemos de adquirir.
El dominio realizador en áreas específicas, se nos otorga para la función particular asignada a cada uno en el camino evolutivo, y el papel ejercido por nosotros es de intermediarios transmitiendo ideas o servicios para el colectivo.
No podemos complacernos ni estar satisfechos de episodios puntuales, siempre hay alguien más dotado que nosotros, y el potencial de crecimiento es insondable.
Todo lo que tenemos es un préstamo, por lo tanto creerse un escogido por el hecho de ser más hábil respecto a la mayoría imperante, es engañarse. Y aunque en algun tema tengamos facilidad, seguimos siendo unos profundos ignorantes en muchos más.
Las condiciones particulares son personales e intransferibles, y aunque queramos imitar a alguien la copia no será nunca el original.
Se puede estar contento de un trabajo bien hecho, pero no sobredimensionarlo ni hincharlo. El objetivo es la eficacia, la máxima calidad posible, y si se consigue fantástico y disfrutar de lo realizado.
El orgullo es una focalización en el yo que se transmuta pensando en el tu, y el enfoque reducccionisa necesita ampliar el campo de visión para observar en profundidad y con claridad.
El camino está lleno de etapas y se ha ir subiendo niveles. El orgullo de la propia importancia, que se siente ofendido por posturas o comentarios ajenos, es un reducto de inmadurez y de ignorancia, Y el antídoto es la humildad, que reconoce su insignificancia ante la inmensidad.
Más o menos conocimientos, más o menos recursos, más o menos aptitudes, no es determinante, lo que cuenta es la actitud, el trato digno con el prójimo.
Como de pequeños somos en este mundo somos grandes en el mundo superior.
No hay comentarios:
Publicar un comentario