viernes, 11 de septiembre de 2015

SILENCIO

En una sociedad enfocada hacia el exterior, disponiendo de numerosos aparatos tecnificados que nos hacen salir del recogimiento, resulta un tanto complicado entrar en contacto con el silencio.
Vivimos hacia fuera, en la superficie, con una visión limitada. Entrar en silencio es tener acceso a unas posibilidades insospechadas que no se pueden conseguir con el ruido.
¿ Queremos establecer un contacto más profundo con nosotros mismos ? ¿ Descubrir el origen, la causa del porqué pensamos y/o sentimos ciertas cosas ? En un estado receptivo dejamos que lo sutil entre captando mensajes que abran la perspectiva.
Establecer un tipo de conexión que no se puede hacer hablando, pues es a través de la interiorización donde las percepciones y sensaciones se manifiestan.
¿ Por qué es necesario el silencio ? Para dejar guiarnos por la voz interior a fin de clarificar dilemas y ver con más claridad. Encontrar respuestas, acceder al invisible para entender el visible; y al mismo tiempo el visible facilita entender lo invisible.
La nutrición potencial del silencio depende de cada uno, con sus capacidades, carácter, apertura y vibración. Solo se puede establecer contacto con las dimensiones por las cuales nos hemos preparado y podemos sintonizar.
Entrar en silencio es hacerlo con la inmensidad, en el ruido es con lo limitado. Si queremos ampliar lo limitado hemos de hacerlo con una visión más extensa, de lo contrario seguiremos moviéndonos en ámbitos reducidos.
¿ Por qué tantas personas tienen miedo de sumergirse en el silencio ? Por las evidencias de nuestro comportamiento que dejarian de estar justificadas, perdiendo la coartada quedando al descubierto.
Las aportaciones del silencio son inimaginables a medida se hace trabajo interior. El silencio viene a ser como la transparencia, el ruido las impurezas en la superficie.
La búsqueda del silencio es un proceso que conduce hacia la luz y la verdadera comprensión de las cosas. Es en el silencio donde se preparan las condiciones favorables para la manifestación de entidades más elevadas. Cuanto más evolucionada es una persona más necesita el silencio, ser ruidoso no es una buena señal. Las revelaciones que nos inspiran, dirigen y protegen surgen de estas conexiones.
Si el silencio nos aporta poco es porque no somos capaces de percibir la riqueza que contiene. El silencio aparece cuando la vida de la periferia gira en torno a un centro.
El silencio es la expresión de la paz, armonía y  perfección, y como el entorno está inmerso en el ruido, lo banal, la falta de observación y reflexión, por tal motivo no hay paz ni armonía ni perfección.

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