sábado, 26 de noviembre de 2016

INVERSIONES

De una forma u otra todo es una inversión. No sólo en cuanto a tiempo y dinero, sino en como vivimos la vida.
Disponemos de un estrecho margen de maniobra que viene condicionado por el nivel evolutivo, status social, conocimientos y recursos. Todo esto es parte de nuestro haber, la cuestión es qué hacemos con estos bienes. Qué enfoque le damos, qué propósito, por cuales motivos, y según el desarrollo podremos constatar si las inversiones efectuadas son rentables o no.
Estamos inmersos en un medio donde la información es inmensa, y en cambio nosotros tenemos un almacenaje mínimo. Podemos vivir miles de dias, pero solo unos cuantos se aprovechan realmente. Las relaciones abarcan sólo unas decenas, y de éstas muy pocas son realmente significativas y inspiradoras.
El entorno nos ofrece el máximo de posibilidades, y nosotros sólo aprovechamos unos mínimos, ya sea por esclavitud horaria de las obligaciones diarias, por conformismo, por inercia o por inconciencia.
Nos deberíamos preguntar constantemente : ¿ estoy invirtiendo bien hoy ? Desde el inicio del dia hasta su culminación, hay un cúmulo de actividades a afrontar, mucha rutina, pero tambien tenemos momentos libres que son los que han de marcar la diferencia.
¿ A donde me lleva lo que hago ? ¿ Me gusta ? ¿ Es lo que debo hacer ? ¿ Mi potencial se expresa altamente, medianamente o escasamente ?
Inmersos en cubrir el expediente de subsistencia, no hay tiempo para observar, reflexionar y efectuar los cambios oportunos para una vida más satisfactoria. De esta manera habremos pasado por la vida, pero la vida no habrá pasado para nosotros, sin descubrir qué hemos venido a hacer, si lo hemos hecho o no y si marchamos siendo mejores.
Hemos de invertir en nuestro desarrollo espiritual, pues es lo único que perdura, lo que no sea esto se irá perdiendo por el camino. Bienes materiales, dinero, esfuerzos para ocupar cargos, responsabilidades laborales, estas cosas sólo son simples intermediarios para poder mostrar el verdadero potencial del ser a través de valores personales indestructibles eternos como saber amar, ser generosos, amables, atentos, serviciales, ayudar a los necesitados. Por tanto ¿ queremos invertir en lo que acabaremos perdiendo ? ¿ o queremos hacerlo en lo que persiste ?

sábado, 12 de noviembre de 2016

CLARIFICAR

Ver claro, tenerlo claro, es determinante para que la idea y la acción reporten el provecho implícito perseguido de los movimientos surgidos mentales o físicos.
El primer factor indispensable es cultivar en nosotros la pureza, pues es la base de lo que a continuación hemos de manifestar. El fuego y el agua son elementos depuradores respecto a deseos y sentimientos, puntos esenciales, poniéndonos en marcha bien por deseos o por sentimientos.
Desde un inicio, durante el trayecto y hasta la ejecución final, hemos de saber efectuar los pasos oportunos, entre el comienzo y la conclusión la visión ha de ser lo más nítida posible, acoplándonos a los imprevistos y a situaciones externas, que dependen de la claridad.
Acierto o error es una cuestión de precisión, de sintonizarse, y para ser preciso y saber sintonizarse se ha de tener claro el acoplamiento entre la acción a realizar y el objetivo, que supone un conocimiento indispensable y un dominio de los instrumentos a utilizar.
Entre lo conocido y lo desconocido, lo realizado y lo pendiente, es el campo de pruebas para clarificar si vamos por el buen camino. Cada nuevo dia es una página en blanco, disponiendo de los recursos de lo ya conocido para encarar lo desconocido, que han de servir para una planificación cuidadosa en aquello que queremos obtener.
Contínuamente hemos de clarificar la situación del momento, las impresiones, sensaciones, descifrar los mensajes de lo experimentado. Ubicarse en el lugar correcto de la manera correcta es una constante, y esto pide una capacidad de clarificar.
En un proceso en construcción sólo vemos lo que se ha desarrollado hasta el presente, y de acuerdo a lo acontecido podemos determinar lo que se ha debido enmendar y lo que se ha hecho bien, y con el soporte del conocimiento, aptitudes y recursos, efectuar una y otra vez los movimientos precisos que conduzcan a la culminación de lo pretendido.
Clarificar el qué, como, cuando, tanto en lo habitual como en lo ocasional, ha de ampliar el campo de visión para saber distinguir lo oportuno de lo inoportuno, lo conveniente de lo inconveniente, velando en todo momento para introducir las condiciones idóneas que reviertan en beneficio, corrección en las formas y armonía.