El instinto de supervivencia es innato y sabemos qué hemos de hacer para preservarlo. La cuestión es para qué. Todos somos iguales en lo más esencial y todos somos diferentes, y desde las apariencias no podemos responder a la singularidad de cada uno y como se han forjado estas diferencias. No podemos dar una respuesta argumentativa al por qué hemos nacido en un país determinado, un continente, en una familia concreta, en un tiempo específico. Hay cosas que se mantienen ocultas, pero que dan paso a lo visible que nos acompaña. Solo nos relacionamos con una cantidad reducida de personas entre millones, las precisas para enseñar y aprender recíprocamente siempre y cuando seamos capaces de aprovechar los mensajes emitidos y recibidos para seguir con el progreso persistente en todas las áreas. Si no vamos más allá de lo aparente velando únicamente para mantenernos, desconociendo nuestra idiosincracia y la tarea personal a realizar, no podemos ampliar horizontes por años que pasen, y el estancamiento nos acompañará persistentemente. Si no incrementamos conocimientos y instauramos un deseo de refinamiento, tal vez subsistiremos pero no trascenderemos. Hacemos muchas cosas que no deberíamos hacer, y muchas que deberíamos hacer y no hacemos. Queremos salud, pero los hábitos y la ignorancia dificulta pensar en la forma apropiada, donde sentimientos, emociones y acciones acaban conduciendo a enfermedades. Queremos una vida de calidad, y los acontecimientos diarios van en una dirección diametralmente opuesta. No tenemos en cuenta la causa y el efecto, y las semillas plantadas darán el fruto en consonancia. Estamos capacitados para un gran potencial siempre y cuando elevemos los ideales y la conciencia. Si escogemos los patrones instintivos de sobrealimentar el ego como si fuera lo más preciado desconectados de los preceptos espirituales, estaremos condenados a una vida permanente de tribulaciones. La bondad, el amor, velar por el bien común, el espíritu de sacrificio pensando en otros, mostrarse justo, estos son los objetivos que hemos de buscar si queremos estar rodeados de bienestar y armonía internamente y externamente. La prueba es que al desviarnos de estos propósitos solo hacemos que generar lo contrario que es lo observado a diario con todo tipo de problemáticas y complicaciones. Ganar con la vida o perder con la vida depende de la actitud y todo lo que hay detrás de esta.
Este blog no pretende emular a los grandes pensadores clásicos, sino sólo unas breves exposiciones que puedan llegar a todo tipo de personas.
domingo, 28 de agosto de 2022
VIDA PERDIDA O VIDA GANADA ( ii )
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