sábado, 10 de diciembre de 2011

LAS TRAMPAS DEL EGO ( I )

El ego es un maestro encontrando excusas, evadiéndose de responsabilidades, cargando la culpa a quien sea, todo con tal de hacer siempre lo que quiera. El ego quiere auto-satisfacción, imponerse, dominar, que los otros se comporten de acuerdo a nuestras pretensiones. El mundo ha de girar a su entorno, y la forma de pensar y actuar se adecuan como si hubiera de ser así. Esta creencia y deseo de ser el centro, genera polémicas, pues a mayor focalización en uno mismo menos consideración hacia el resto.
Cuando no consigue lo que quiere o en la manera que se pretende, acostumbra a rebelarse, pues en el fondo la persona egoísta es una inmadura que sigue con los mismos planteamientos de recibir en exclusiva.
Todas las controversias, discusiones, tensiones, son por acciones incorrectas del ego; obligando a quien plantea las cosas con corrección a verse sumido y perjudicado por las negligencias de aquellos de comportamiento egoico.
La importancia del propio yo separa automáticamente del resto, por desconsideración, falta de respeto, por el desequilibrio global de mirar en exceso sobre si mismo.
La ceguera que supone una atención desmesurada en el yo lo hace creer superior, pero esto es solo una de tantas muestras de delirio que le hacen confundir deseo con realidad.
El ego es el gran causante de problemas, porque es separador, distanciando en vez de unir, y al dificultar la colaboración también lo hace en entendimientos, impidiendo resoluciones por las trabas que supone su conducta.
El cúmulo de defectos es característico : avaricia, malos tratos, abuso por fuerza o de autoridad, acaparar pensando solo en el, derrochar, caprichos inútiles.
En el afán de grandeza, la opulencia, la ostentación, todo lo que sea hacerse notar enseñando lo que tiene, son exponentes de su idiosincracia. Con estas concepciones erróneas no es de extrañar relaciones crispadas por intereses, por discrepancias de criterio, donde siempre ha de ganar, con trampas o utilizando los métodos que crea oportunos mientras salga victorioso con sus argucias.
La falta de recursos que vemos en determinados ámbitos, a veces se debe a terrenos infértiles, un margen estrecho de maniobra, pero también desgraciadamente, en demasiadas ocasiones la causa que hay en el fondo es un ego hinchado que se ha aprovechado de otros.
Mientras continúe habiendo tantas personas de este prototipo, no se resolverán las múltiples problemáticas presentes. Solo a través de la comprensión, de pensar en el prójimo, querer instaurar la paz, establecer la concordia, es posible romper este círculo vicioso egoico generador de todos los conflictos en el mundo.

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