Si partimos de la base que nada es casual, entenderemos que detrás de todas las manifestaciones hay una perfecta interacción de conexiones, ejerciendo cada cual su papel.
Hemos nacido en una famila específica, en un lugar concreto, en un tiempo determinado, con numerosas influencias de todo tipo que marcan unas peculiaridades. Estamos aquí para cumplir un propósito y se ha de descubrir.
En el trayecto nos encontraremos con múltiples situaciones, fáciles y difíciles, agradables y desagradables, con quien encajaremos y con quien no. Todo, bueno o malo en apariencia, sirve si somos capaces de ver más allá de las palabras o hechos. Se trata de estar atentos para entender la trama y la función ejecutada por los interventores.
El camino nos depara factores variados, justamente para aprender a valorar los esfuerzos y las ganancias. Cada vínculo es para algun intercambio, y las personas más próximas son nuestros instructores, haciendo de maestros y alumnos si sabemos interpretar el contenido.
Todo forma parte de un vasto organigrama, y ensanchar la perspectiva es conveniente para no quedarnos obturados en visiones parciales limitadas.
Se require un gran trabajo para adquirir la capacidad de comprensión de nosotros mismos, los demás y el mundo. Entender las causas subyacentes, y cuando lo consigamos, las tensiones y enfrentamientos se convertiran en compasión y amor al clarificar lo que antes no veíamos.
La ofuscación en querer que las cosas o las personas se muestren de acuerdo a nuestros deseos, es lo que origina las polémicas, repercutiendo en un trato de baja calidad. A consecuencia de esto nos mostramos distantes, poco afectuosos. Al no ser los acontecimientos como nos gustarian tendemos a alejarnos o mostrarnos agresivos debido a la frustración. Y si no se cambian las pautas desde el origen, pasa el tiempo sin resolver los conflictos que se van acumulando.
La armonía no llega por un cerrarse en banda de unos conceptos y pretensiones, persistiendo hasta que no seamos capaces de un planteamiento que substituya formas obstructivas por edificantes.
Detrás de manifestaciones catalogadas de maldad está la bondad. Lo que ha llevado a alguien a obrar de esta manera es la desviación de conducta por una incomprensión de la realidad que no se percata de la dimensión global, motivo que impide ver las conexiones entre los hechos y la causa.
Como tantas y tantas veces, la ignorancia y los deseos del ego son los grandes obstáculos. Para revertir cualquier factor en su opuesto hemos de hacer lo que este requiere. Si mantenemos formas erróneas desde la base, el resultado final conducirá al error.
Tomar conciencia, saber que pretendemos, y adaptar los componentes que intervengan en juego para crear las situaciones apropiadas que generen concordia es lo que deberíamos perseguir.
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