Las preguntas que nos hacen no dependen de nostros, pero tenemos plena libertad en la respuesta. Las situaciones externas que se presentan a través de otras personas, no estan en nuestro control, la reacción, la decisión a adoptar, es estrictamente de acuerdo a la propia elección.
Los detonantes de lo que nos viene de fuera responde a una serie de factores lejos del propio abasto. La estrategia a perfilar por lo que puede desencadenar, exige capacidad de visión, discernimiento y habilidad para instaurar la armonia.
Palabras, actitudes, generadas por otros, son sencillamente mensajes que nos traen en el momento preciso para reflexionar, percatarnos de ciertas cosas a fin de profundizar en algun aspecto.
Cada acontecimiento es una oportunidad, se trata de observar y descifrar el contenido con el objetivo de mejorar temas personales y vínculos a establecer.
Hay momentos de alta tensión que pueden hacernos disparar, donde siempre es mejor apaciguarse, dejando que aflore la claridad en su momento para decidir lo más apropiado.
Lo no iniciado ni generado individualmente, pero incidiendo directamente, son las interacciones colectivas destinadas a despertar un impacto en el proceso evolutivo de los involucrados.
Podemos adoptar diferentes posturas ante los hechos, y es aquí donde el libre albedrío ha de decidir qué, cómo, porqué y encarar las consecuencias con determinación.
La respuesta ha de estar en consonancia a los valores, a los ideales y la capacidad resolutiva. Ante una cuestión de envergadura algunos se crecerán, otros se hundiran; evidenciando la respuesta la calidad global del individuo.
Cada momento es único, y lo que ahora puede parecer válido tal vez mañana no lo sea. Las circunstancias cambian, y con ellas la percepción, las prioridades y las pretensiones. Se trata de estar abierto, receptivo y adaptable, para escoger la respuesta oportuna que el destino nos presenta como desafíos constantes.
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