martes, 28 de febrero de 2012

AMOR Y SABIDURIA ( VI )

Amor y sabiduría son dos partes de una tríada, la tercera es la voluntad. La comprensión es el primer paso del eslabón, despues ha de haber el afán de incorporarlo, de expresarlo, el deseo que quiera experimentar la teoria con hechos.
La sabiduría es posible a través de conexiones con dimensiones superiores al mundo físico. Es hacer bajar lo sutil a lo denso para entender los mecanismos de lo que nos rodea a fin de substituir gradualmente formas prosaicas por otras cada vez más refinadas. Para lograr esta sabiduría se ha de querer y preparar las condiciones vitales en todos los sentidos que permitan elevar la conciencia. A través de una expansión continua entendemos los dictados de la creación, y esto nos hace salir de nuestro pequeño microcosmos abriéndonos al macrocosmos, y esta comprensión es quien despierta en nosotros el amor. Hasta aquí todo son conceptos, entonces es cuando hemos de introducir el fuego dentro para vivificarlo. La voluntad es la encargada de dinamizar las directrices dictadas por la sabiduría, empujada por el deseo del amor de dar y/o recibir. La culminación en algo tangible necesita la colaboración indispensable de la voluntad, sin ella las cosas se quedarian a nivel de ideas.
La voluntad primero está pasiva, a la espera de actuar de acuerdo al orden nacido previamente en la sabiduría, que ha de gustar al amor anhelando la consecución de alguna cosa, y será entonces cuando entrará en acción para concretar la abstracción.
Muchas personas dicen que entienden los conceptos, que lo quieren experimentar, y despues no hacen nada por las inercias habituales o falta de entusiasmo. La no voluntad indica que en el fondo no entienden lo que les puede reportar, pues si fuera así se movilizarian de la misma manera que se espabilan para acceder a un trabajo y unos recursos económicos.
La no voluntad para esforzarse en lograr fines benéficos, señala falta de sabiduría y de amor, pues optar por opciones peores antes que otras mejores que se pueden obtener sencillamente con un poco de esfuerzo, lo deja en evidencia.
La voluntad es la parte física que permite materializar los propósitos, la que da consistencia a los ideales, pues todo lo no plasmado en obras se pierde. Sin el respaldo de la voluntad la sabiduría y el amor no tienen valor si no disponen de un canal donde manifestarse. Solo sincronizando las tres voluntad-amor-sabiduría es cuando la realización puede convertirse en realidad.

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