La crítica es inutil si a continuación no hay una transformación y una mejora. Podemos expresar los desacuerdos, que lo dejaran todo igual si no hay una acción posterior con la voluntad de enderezar las disonancias.
Ante dos posiciones antagónicas criticandose mutuamente ¿ quien está bien encaminado ? El que busque la armonía final con un enfoque y incidencia global.
De todo lo que llegamos a criticar ¿ que hay de cierto y qué es mentira, qué es exagerado y qué no, qué es real y qué es imaginario ? Demasiado a la ligera se opina de cualquier cosa desde una óptica muy limitada, creyéndose dominador del tema cuando en realidad es mucho más lo ignorado que lo conocido, desvirtuando buena parte de los comentarios, y se acaba desvirtuando el fondo por las formas.
Si no vemos el cuadro completo ¿ como podemos tener la osadía de criticar una pequeña porción de un contexto que escapa a nuestra percepción y comprensión ? Lo que sucede a nivel individual y colectivo tiene un objetivo, forma parte de una trama encadenada para impulsarnos al nivel superior en nuestras expresiones.
Podemos descubrir el origen, la causa de una crisis, en lo particular y social, pero el hecho de criticar lo que genera caos, frustración y tensión, no ayuda a resolver el dilema que nos pone a prueba forzándonos a salir de la comodidad por la incomodidad.
Equivocarse, tropezar varias veces, es parte del aprendizaje. Cuando no estamos suficientemente acertados debemos parar, observar donde está el fallo, corregir y prepararnos para subir nuevos peldaños.
No estamos aquí para satisfacer lo que el ego desea contínuamente. Nuestra función es convertirnos en justos, en rectos, y esto requiere substituir el juicio con el componente de crítica implícita, en misericordia, pero solo será posibloe incrementando la sabiduria que permita ver con claridad inyectando las dosis de sensibilidad indispensables hacia otros y sus circunstancias.
Cuando la armonía se instaura en el interior se manifiesta en el exterior, se hace lo que se ha de hacer a cada momento y ya no hay pie a la crítica por que solo estamos pendientes de hacer lo correcto en todo momento.